Si olvidas las palabras más cercanas
y tratas de escuchar las lejanas,
oirás un murmullo que sólo termina
cuando ya no hay nadie.
Son todas las lenguas
que van y vienen y buscan
ardorosamente
ser vertidas de un tonel a otro
sin que una gota se pierda,
sin que el más remoto sabor
se quede en una arista del viaje.
Babel está allí
condena e invitación:
saber de los otros tanto
como de nosotros mismos.
VIII
Una nube blanca
ha ido creciendo en el sitio
impreciso
que ocupa mi alma.
Es como un vapor
informe
que impide abrirse
a la flor de la cayena
y a las alas del cuervo.
Esa mi nube blanca
entre el pecho y la garganta
no es plácida
ni melancólica
ni desesperada
tampoco anuncia la vastedad
del desasosiego.
Es, digamos,
una nube blanca
en el sitio
impreciso
del alma.
XIII
Pude volar.
Mis alas fueron tan livianas
como los años que contaba.
Muchas veces me dijeron
que de tanto emprender vuelo
algún día
ya no podría volver.
Ante las ansias de mis alas
fervorosas
y el miedo a no poder regresar,
fui atándoles piezas de plomo,
cobre y latón.
Ahora están dobladas por el peso
y los dedos de mis pies
han adquirido la destreza
de las raíces.
Es cierto,
ya no corro el riesgo
de perderme entre las nubes.
Estoy atado a mí mismo
y sufro
como una cabra entre estacas
días antes de morir.
XV
Un camello apura el paso hacia las palmas
y me ignora.
El pájaro azul hace piruetas sobre mi cabeza
y luego alza vuelo hacia el sur.
No hay cielo para mí,
digo entre dientes,
y abro los ojos y oigo
las gotas de la lluvia
golpeando la canal.
He sudado mucho.
Estoy sobre la arena de mi cama
en Caracas.
De Batallas, 1995
Todos versos impecables, pero el VIII (más allá de algún tipeo a corregir) lo leí y releo con la piel de gallina. Envidiable poema...
ResponderEliminarEnvidiable poema que ha salido antes de tiempo, gracias a una de las muchas meteduras de pata del que suscribe. Lo volveré a borrador, que es donde debería estar, para arrglarlo e ilustrarlo un poco. Volverá a salir en su momento.
ResponderEliminarMe gusta especialmente el XIII.
ResponderEliminarCierto... Todavía con la piel de gallina.
ResponderEliminar"...Es cierto,
ResponderEliminarya no corro el riesgo
de perderme entre las nubes.
Estoy atado a mí mismo
y sufro
como una cabra entre estacas
días antes de morir..."
Si esto no es una maravilla qué será una maravilla?
Y...
ResponderEliminar"una nube blanca
en el sitio
impreciso
del alma."
Poesía de la buena, ¿eh?.
ResponderEliminarPoesía con todas las mayúsculas que queramos ponerle. Para releer y descubrir cosas.
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