Acordaos de nosotros
alejados para siempre de la luz de la barca
Salvador Espriu
Diré
una oración
por todos los caídos,
y una oración por los que los derriban
(una oración, por tanto,
sin versículos puros,
que incluya el mal, si existe).
Una oración por ellos,
por los que han hecho siempre
que el mapa de la vida
fuera tierra habitable, no zona catastrófica
(si no los nombro es porque
no quisiera tomar
el nombre de dios en vano;
se lo diré al oído, como el que dice
llueve, ha empezado el invierno.
Amo.
Siempre quise decir esta palabra
sin sentir que las sílabas
decían otra cosa que aquello que decían
-quien manda siempre, el amo
de la voz de su amo-.
Manías, ya lo sé, problema de lenguaje,
pobre filosofía;
lo que puede ser dicho
con claridad puede ser dicho, puede
que sea verdad:
si el verdugo y la víctima
usan las mismas sílabas debe de ser verdad
-el caído y el que lo derriba,
a veces yo soy ambos;
dormir, soñar, morir, matar a veces).
Diré
una oración
por este día negro,
por la lluvia y el frío, por la lluvia, que es sabia
y se derrama sobre los que somos
víctimas y verdugos,
supervivientes aunque sea por poco.
Y si la lluvia es ácida,
la oración dará gracias
por la que es verdadera. Y si estoy en el este,
resguardando mis huesos de la mezquina lluvia,
la oración dará gracias porque exista el oeste.
Aunque sirva de poco,
diré una oración en voz baja, solo
una oración de miembros maltratados.
Si encuentro las palabras
diré aquella oración como en las noches frías
de cuando éramos puros
y las cosas pasaban al invocar su nombre
y todo era tan cierto que las palabras iban
de la boca a las manos. Ésas son las que busco,
las que puso en nosotros
la memoria de alguien
(con su fe, sin la nuestra).
Diré
una oración
por mí, que ya he olvidado
todas las oraciones
que me enseñó mi madre cuando quiso enseñarme
que creer que las cosas irían mejor después
nos salvaría a todos, tarde o temprano. Nunca.
Ahora sé que tenía
razón, aunque no sirve pensar que existe el cielo
porque el infierno existe.
Diré
una oración
por todos los que creen que una oración les salva,
aunque su dios no pueda
ser el mismo que el mío.
Una oración que acompañe el camino,
una canción que contenga el camino,
por la que pasen pájaros,
como un mapa que fuese
la tierra misma (un yermo).
Una oración que llueva,
una oración rezada
a voces, dicha en bajo,
cantada, vomitada, gritada, inútil, cierta
igual que una mentira
que se pudre con su verdad intacta.
Que te alaben los ciegos,
que todos los pueblos te alaben. Padre,
ni tú ni yo somos el mismo ahora.
Tú no eres y yo
soy una duda a punto de perderse
en la noche de arenas movedizas,
igual que esta oración
que pide que la salves
de ser hueca y de ser
imprescindible (un himno, un salmo negro),
la oración del verdugo,
de los hundidos y de los salvados,
la que es inútil porque las palabras
ya no nombran la vida
terrenal ni la eterna
ni el reino de este mundo
ni nada de valor,
ni la traición ni el beso
del traidor que te pide
que te apiades de aquellos que ha querido.
Y apiádate de ti.
Que así sea, por los siglos (y de mí)
de los siglos.
Uno se imagina al poeta declamando este poema que suena mejor que leído. Y cómo no va a sonar si es un himno. Es claro lo que digo?
ResponderEliminar"...una oración rezada
a voces, dicha en bajo,
cantada, vomitada, gritada, inútil, cierta
igual que una mentira
que se pudre con su verdad intacta..."
Y así todo el magnífico poema.
"Diré
una oración
por mí, que ya he olvidado
todas las oraciones
que me enseñó mi madre cuando quiso enseñarme
que creer que las cosas irían mejor después
nos salvaría a todos, tarde o temprano. Nunca.
Ahora sé que tenía
razón, aunque no sirve pensar que existe el cielo
porque el infierno existe..."
Qué maravilla, no?
Una maravilla de poema de principio a fin, porque sabe de qué habla.
ResponderEliminarAunque sirva de poco,
diré una oración en voz baja, solo
una oración de miembros maltratados.
Si encuentro las palabras
diré aquella oración como en las noches frías
de cuando éramos puros
y las cosas pasaban al invocar su nombre
y todo era tan cierto que las palabras iban
de la boca a las manos. Ésas son las que busco,
las que puso en nosotros
la memoria de alguien
(con su fe, sin la nuestra).
Sí.
No es por dar la nota, pero me quedo con la poesía que aparece en el enlace que has puesto.
ResponderEliminarLa leeré más veces a ver si es que no tengo un buen día.
Te lo aconsejo.
ResponderEliminarTambién me quedo con el poema del enlace, por supesto, pero después de éste.
Tiene versos que me gustan, pero en su conjunto no logro captar lo que quiere decir, me despista bastante.
ResponderEliminarPues yo creo que lo que quiere decir es lo que dice:
ResponderEliminar"Diré
una oración
por todos los caídos,
y una oración por los que los derriban
(una oración, por tanto,
sin versículos puros,
que incluya el mal, si existe)."
O sea, diré una oración por todos: me acercaré a todos.
"Víctimas y verdugos... supervivientes"
¿El ser humano?
Creo que es "una duda a punto de perderse en la noche de arenas movedizas"
ResponderEliminarYa he descubierto por qué no me gusta el poema (salvo algunos versos), pero no tiene importancia que lo cuente, tampoco que no me guste. No es nada grave:)