se desviaron de sus órbitas.
Si vendiera velas, el Sol no se pondría hasta
el día de mi muerte.
De nada me sirve buscar el éxito porque
se me han torcido los astros.
Si vendiera mortajas, la gente no se moriría.
Si pusiera mi mano en un horno, se apagaría
y nadie lo podría volver a encender.
Si fuera a buscar agua al mar, se secaría,
incluso aunque estuviera lloviendo.
Si vendiera armas, los enemigos harían la paz
y no habría guerra.
Buena letra para un tango o milonga, en la senda de Yira Yira o Medallita de la Suerte...
ResponderEliminarSí, es verdad.
ResponderEliminarhola!Que bonito poema.. es realmente Abraham el autor de este poema?
ResponderEliminarSí, pero no el Abraham bíblico, sino Abraham Ibn Ezra, llamado El Sabio, un judío andalusí del siglo XII.
ResponderEliminarMuchas gracias, Micaela, por pasar por aquí. Considérate en tu casa.