Cuando no tengas nada dame una esquina de tu boca,
Cuando no sepas qué hacer vente conmigo
-Pero luego no digas que no sabes lo que haces.
Haces haces de leña en las mañanas
Y se te vuelven flores en los brazos.
Yo te sostengo asida por los pétalos,
Como te muevas te arrancaré el aroma.
Pero ya te lo dije:
Cuando quieras marcharte ésta es la puerta:
Se llama Ángel y conduce al llanto.
¡Grande!
ResponderEliminarEnorme poeta, Ángel González.
ResponderEliminarUno de los míos, de los que más.
ResponderEliminarLa foto de niño ¿cómo así? Te lo pregunto y ya verás por qué.
ResponderEliminar¿?
ResponderEliminarUno de mis preferidos a partir de tu blog. Siempre parejo, siempre homogéneo, siempre ni una palabra de más, siempre siempre.
ResponderEliminarEra por curiosidad, nada más. Es que hoy debe ser el día de las coincidencias:) Cosas mías, ni caso.
ResponderEliminarVale, tú misma.
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