Yo, William Shakespeare, tomo la pluma
Y estando sano, lego
A Cristo mi alma y a los míos mi fortuna
Cuando muera.
Y para Ana, buena dama
Dejo mi nombre
Una mesa, una silla y la otra cama.
Dejo a Judith ciento cincuenta libras
Y otro tanto si sirve más de tres años
Mis calzas, ropa y todo traje mío
Azules tanto como rojos.
Y para Ana, buena dama,
Dejo mi nombre,
Una mesa, una silla y la otra cama.
Diez libras a mendigos, que coman y beban,
A Mister Thomas Cole, mi espada,
A Richard Burbae, a Cundell, Nash,
Hemminge y Hamlet, libras seis en efectivo.
Y para aquella con que me casé,
Que es Ana, buena dama,
Dejo mi nombre
Una mesa, una silla y la otra cama.
A Juana también dejo mi casa de Stratford,
Que las hermanas no han de quedar sin nada,
Y a sus hijos cinco libras a cada uno
Pagaderas un año después de mi muerte.
Y como digo,
Para Ana, buena dama,
Dejo mi nombre,
Una mesa, una silla y la otra cama,
En fin, a mi hija, Née Susana Hall,
Mis graneros, establos, tierras y todo,
Casas, verjeles, joyas y vajilla
Y esto a perpetuidad, a ella y sus herederos,
Hasta que mueran todos.
Pero, para Ana, buena dama,
Dejo mi nombre,
Una mesa, una silla y la otra cama.
Buena esposa, la mala suerte tiene la culpa
De que te deje, cuando me muera,
Mi honor y mi nombre,
Una mesa, una silla y la otra cama.
Traducción de José Coronel Urtecho y Ernesto Cardenal
Gran poema. Se explica por la humorada de Shakespeare al aludir a su esposa Anne Hathaway, la otra cama sobre la que vivía acostado, verdad?
ResponderEliminarDivertido poema, que parte de una realidad. La realidad es que Shakespeare dejó en su testamento a su esposa Ann Hathaway una mesa, una silla y una cama, "the second-best bed" (la segunda mejor cama) decía. ¿Dónde fue lo demás? Creo que a su hija, a quien legó todo... excepto una silla, una mesa y la segunda mejor cama.
ResponderEliminar