he ahí un hecho
incuestionable,
una verdad absoluta
de la que se desprenden
circunstancias varias,
todas ellas adversas para mí.
Por ejemplo:
ya no puedo ir a ninguna parte
y decir que quiero llegar rápido,
ahora ya sé a dónde voy,
el tiempo no es un concepto abstracto
del que me pueda reír,
está aquí siempre, a mi lado,
como ese conocido incómodo
al que nos es imposible despistar.
La vida se lo va tragando todo,
la muerte se frota las manos,
y en el cielo, qué te voy a contar,
hace siglos que se acabaron las localidades.
En fin, para qué más.
Sin esperanza pero con
veinte euros,
me encamino hacia el próximo bar.
Como al despertar, cada día es el próximo bar... Estará allí frotándose las manos, cuánto tiempo más llevará esto, uno se pregunta, cuánto nos parecemos todos, viejo, exclamo para adentro, somos demasiado parecidos, todos viejos...
ResponderEliminarGrande Karmelo C.
Exacto, cuanto nos parecemos todos, viejo!.
ResponderEliminarKarmelo sabe decir cosas que todos pensamos.
Menos mal que tenemos el bar al lado, y al menos veinte euros.