Tú eres quien ordena
que se haga el día y la noche,
que amanezca y brille la luz:
a tu hijo, el sol,
lentamente hazlo caminar
en el límpido cielo,
para que benéficamente
alumbre al hombre
que es tu creatura.
¡Oh Huiracocha!
Mientras el sol
se oculta en la noche
a los hombres que apacientas
dales serena y apacible luz lunar.
¡Alúmbralos, sin enfermarlos,
sin causarles molestias,
antes bien,
presérvalos en paz
y libres de cuidados!
Traducción de Teodoro L. Meneses
Así sentía el Inca, sabio Inca, confiriéndoles poderes protectores sanadores a la luz solar y a la luz lunar...
ResponderEliminarSabio, sabio el Inca.
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