(Sitting Bull ha muerto, los tambores
lo gritan sin esperar respuesta. )
La llanura infinita y el cielo su reflejo.Deseo de ser piel roja.
A las ciudades sin aire llega a veces sin ruido
el relincho de un onagro o el trotar de un bisonte.
Deseo de ser piel roja.
Sitting Bull ha muerto: no hay tambores
que anuncien su llegada a las Grandes Praderas.
Deseo de ser piel roja.
El caballo de hierro cruza ahora sin miedo
desiertos abrasados de silencio. Deseo
de ser piel roja.
Sitting Bull ha muerto y no hay tambores
para hacerlo volver desde el reino de las sombras.
Deseo de ser piel roja.
Cruzó un último jinete la infinita
llanura, dejó tras de sí vana
polvareda, que luego se deshizo en el viento.
Deseo de ser piel roja.
En la Reservación no anida
serpiente cascabel, sino abandono.
Me llega mucho siempre la poesía de Leopoldo, también su historia, y estas instantáneas de un tiempo que "el progreso" ha exterminado engarzadas por esa suerte de estribillo, "deseo de ser piel roja", son una joya.
ResponderEliminarEl penúltimo poeta maldito, Leopoldo María, en cuya locura seguramente tuvo mucho que ver el ambiente en que se crió (véase "El desencanto" de Jaime Chávarri), pero un poeta como la copa de un pìno, quizá el poeta más radicalmente poeta de todos los Novísimos.
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