El amor de los hijos del Águila - William Ospina - Colombia
En la punta de la flecha ya está, invisible, el corazón del pájaro.
En la hoja del remo ya está, invisible, el agua.
En torno del hocico del venado ya tiemblan, invisibles, las ondas del
estanque.
En mis labios ya están, invisibles, tus labios.
La causa y su correnpondiente efecto. Y no otro.
ResponderEliminarGenial.
La flecha del tiempo también, que suele dar en la diana.
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