Un dia, anys
després de perdre't, et trobaré,
quan ja només serveixi
per recordar. Em miraràs
amb els teus ulls de cuiro
i, com un bon covard, rebré
la fuetada ajupint-me i callant.
La càlida mà del teu amor,
encara generosa, em tocarà els cabells
i el teu cos m'excitarà, potser,
una vegada més. Dissimulant
et convidaré a un dinar de luxe
i et preguntaré pels teus poemes
i els teus amants. Tu, com sempre,
massa intel·ligent per a comprendre
la vilesa, somriuràs i diràs
quatre mots adequats en francès
sobre les ostres o la poesia.
A l'hora de les copes, jo
ho voldria però tu no
em preguntaràs res, i sentiré
el pitjor de tot: que em desprecien
perquè m'estimen massa. Faré
el distret, diré frases brillants
més ridícules que mai
i a mitja tarda ens separarem;
cap a la vida tu, jo cap a casa.
Going home
Els anys, i la llum
en el pòsit de la copa oblidada,
maten les ganes de veure.
Quan és tard, l’urgent,
com quan la nit s’acaba i et somriuen,
és ser feliç.
La poesia, els records bruts
i els nets, l’avorriment,
el xampany rosat de matinada
parlant de Wagner o llançant sarcasmes
poden crear un moment
prou conflictiu –i literari.
Però ja no en vols més: és tard.
Es fa de dia i et somriu
i li brillen els ulls i la pell blanca,
del bar estant les veus,
que sempre t’enamora com el dia
primer que et va sorprendre.
El sol roig
i el cotxe a cent vuitanta
et fan riure d’un vers
final que vas escriure:
“Cap a la vida tu, jo cap a casa.”
... Il faut avoir le courage de l'avaler
Un día, años
después de perderte, te encontraré,
cuando ya sólo sirva
para recordar. Me mirarás entonces
con tus ojos de cueros
y, como buen cobarde, encajaré el azote
con la cabeza baja y en silencio.
La mano cálida de tu amor,
aún generosa, rozará mi pelo
y acaso tu cuerpo me excite
una vez más. Disimulando
te invitaré a un almuerzo de lujo
y te preguntaré por tus poemas
y por tus amantes. Tú, como siempre,
demasiado lista para entender la vileza,
sonreirás y dirás
unas palabras justas en francés
sobre las ostras o sobre la poesía.
A la hora de las copas, yo
lo desearía pero tú no
me preguntarás nada, y creeré,
ya ves, que tu desprecio
protege los residuos del amor.
Fingiré un poco más, diré frases brillantes
más ridículas que nunca
y a media tarde nos separaremos;
hacia la vida tú, yo hacia mi casa.
Going home
Los años, y la luz
en el poso de la copa olvidada,
matan las ganas de ver.
Cuando es tarde, lo urgente
igual que cuando acaba la noche y te sonríen,
es ser feliz.
La poesía, los recuerdos sucios,
los limpios, el aburrimiento,
el champán rosa de la madrugada
metiéndonos con Wagner o lanzando sarcasmos
pueden crear momentos
conflictivos aún -y literarios.
Pero no quieres más: es tarde.
Ya nace el día y te sonríe
y le brillan los ojos y la piel
blanca, desde el bar la ves,
que siempre te enamora como el día
primero que te sorprendió.
El sol rojo
y el coche a ciento ochenta
te hacen reír de un verso
final que le escribiste:
"Hacia la vida tú, yo hacia mi casa".
Ambos poemas, el mismo, hay como una continuidad en suspenso, no?
ResponderEliminarMuchas veces percibí eso: un poema, aunque puedas escribir una cantidad irrecordable de ellos, un momento, aunque viviste infinidad de momentos, una mujer, aún cuando puedas recordar varias o a todas ellas, suelen ser el mismo poema, momento o mujer, como si fueran versiones a veces diversas de lo mismo. No sé cómo decirlo.
Para no saber cómo decirlo se te ha entendido perfectamente. Versiones de una misma cosa.
ResponderEliminarLo que seguramente no dije es que me ha encantado Pere Rovira.
ResponderEliminarY la pintura de Christian Schloe (ecos de versiones de Magritte) le queda perfecta.
De Pere Rovira habrá que poner más cosas.
ResponderEliminarY en cuanto a Schloe tienes razón, no lo había pensado, pero ecos de Magritte, al menos en este cuadro.