ACTO CUARTO
ESCENA DÉCIMA
Día de verano del Norte. Cabaña en el bosque. Puerta abierta con gran cerradura de madera. Sobre la puerta, las astas de un reno; varias cabras junto a un muro de la cabaña.
Una mujer de edad mediana, rubia y bonita, permanece sentada al sol, hilando.
LA MUJER. - (Mira hacia el camino y canta.)
Pasarán, quizá, el invierno y la primavera,
y el próximo verano, y todo el año;
pero estoy segura de que llegarás algún día,
y esperaré, conforme prometí a última hora.
(Llama a las cabras, vuelve a hilar y sigue cantando.)
¡Dios te guarde, donde quiera que estés!
Dios te colme de dicha si estás sobre su trono.
Aquí te esperaré hasta que retornes,
y si me aguardas allá arriba, ¡allá nos encontraremos, amado [mío!*
Traducción de J. Álvarez
Henrik Ibsen
* Kanske vil der gå både Vinter og Vår,
og næste Sommer med, og det hele År,
men engang vil du komme, det ved jeg vist,
og jeg skal nok vente, for det lovte jeg sidst.
Gud styrke dig, hvor du i Verden går,
Gud glæde dig, hvis du for hans Fodskammel står.
Her skal jeg vente til du kommer igjen;
og venter du hist oppe, vi træffes der, min Ven!
Solveig, la Penélope escandinava. La música de Grieg
Como la Penélope de La Odisea de Homero, Solveig espera la vuelta de su amado Peer, aunque pase la primavera y después el verano, porque estoy segura de que llegarás algún día, y esperaré, conforme prometí a última hora. Solveig y Aase (madre de Peer) son los dos personajes femeninos positivos de la obra. Las otras muchachas, Anitra o Ingrid son seducidas fácilmente por el pícaro Peer. Sin embargo, la sincera y hermosa Solveig lo conquista con su dulzura y, como Penélope, será ella quien lo espere, quizás eternamente, a que vuelva de su propia Odisea.
Podríamos decir, sin faltar a la verdad, que Ibsen forma parte de la "Trinidad" de artistas noruegos reconocidos y admirados en todo el mundo, junto con el pintor Edvard Munch y el músico Edvard Grieg. Este último, amigo de Ibsen, compuso entre 1874 y 1875, a petición del propio Ibsen, una versión musical de Peer Gynt con 23 números musicales intercalados en la obra (música incidental), cuyo estreno tuvo lugar el 24 de febrero de 1876 en Christiania (Oslo).
En 1888, seleccionó cuatro de las piezas con las que formó una suite de concierto y en 1891-1892 creó una segunda parte a partir de otras cuatro piezas. En ambos grupos las piezas están dispuestas en el orden en que Grieg creía que mejor convenía al sentido musical, en vez de en el orden en el que se insertan en el curso de la obra. La sensual Danza de Anitra, el acompañamiento de la cuerda con sordina de la Muerte de Aase y el frenesí creciente de En la gruta del rey de la montaña han hecho que la primera suite sea más popular que la segunda, pero la melancolía de la Canción de Solveig, con que se cierra la segunda suite, es probablemente la pieza más típicamente "griegiana" de las ocho. Su melodía ha sido utilizada en bandas sonoras de películas e interpretada por multitud de cantantes.
Como la Penélope de La Odisea de Homero, Solveig espera la vuelta de su amado Peer, aunque pase la primavera y después el verano, porque estoy segura de que llegarás algún día, y esperaré, conforme prometí a última hora. Solveig y Aase (madre de Peer) son los dos personajes femeninos positivos de la obra. Las otras muchachas, Anitra o Ingrid son seducidas fácilmente por el pícaro Peer. Sin embargo, la sincera y hermosa Solveig lo conquista con su dulzura y, como Penélope, será ella quien lo espere, quizás eternamente, a que vuelva de su propia Odisea.
Podríamos decir, sin faltar a la verdad, que Ibsen forma parte de la "Trinidad" de artistas noruegos reconocidos y admirados en todo el mundo, junto con el pintor Edvard Munch y el músico Edvard Grieg. Este último, amigo de Ibsen, compuso entre 1874 y 1875, a petición del propio Ibsen, una versión musical de Peer Gynt con 23 números musicales intercalados en la obra (música incidental), cuyo estreno tuvo lugar el 24 de febrero de 1876 en Christiania (Oslo).
En 1888, seleccionó cuatro de las piezas con las que formó una suite de concierto y en 1891-1892 creó una segunda parte a partir de otras cuatro piezas. En ambos grupos las piezas están dispuestas en el orden en que Grieg creía que mejor convenía al sentido musical, en vez de en el orden en el que se insertan en el curso de la obra. La sensual Danza de Anitra, el acompañamiento de la cuerda con sordina de la Muerte de Aase y el frenesí creciente de En la gruta del rey de la montaña han hecho que la primera suite sea más popular que la segunda, pero la melancolía de la Canción de Solveig, con que se cierra la segunda suite, es probablemente la pieza más típicamente "griegiana" de las ocho. Su melodía ha sido utilizada en bandas sonoras de películas e interpretada por multitud de cantantes.
Inadmisible pero no leí Peer Gynt. Acabo de bajarme un pdf.
ResponderEliminarLo que sí recuerdo y lo acabo de buscar en el libro de Bioy, "Borges", fue cuando Silvina Ocampo, en una de las tertulias literarias de entonces, lo chuceó a Borges, que amaba a Ibsen: "En un tiempo te gustaron las cursilerías. Por fidelidad a esa época mantenés tu admiración por Ibsen..." provocando la sonrisa de Borges y una veloz reflexión aparentemente destinada a Coleridge: "A Coleridge sólo le importaba hablar. No le importaba el interlocutor, ni nada", tras lo cual Silvina, evidentemente tocada, apenas pudo musitar mirando a Borges:"Sí, hay mucha gente así..." El momento fue registrado por Bioy, esposo de Silvina, que se divertía como loco cuando ella y Borges se sacaban chispas.
Genial anécdota, que define muy bien a los personajes.
ResponderEliminarHasta estos días no había leído el Peer Gynt, y eso que lo tengo en casa desde hace un montón de años. Merece la pena. Aunque hay que decir que quien se enfrente al libro deberá hacerlo sin ningún tipo de apriorismos, porque la obra sorprende, desde el principio hasta el final. Y descoloca. Está llena de fantasía, a veces no sabes muy bien qué quiere decir. Pero esa fantasía y los continuos saltos (de acto en acto) en el tiempo y en la geografía es lo que la hace más fascinante. Cursilería, decía Silvina: yo creo que no. Algo diferente a lo que solemos estar acostumbrados.
Por cierto, la obra la tengo, como no podía ser de otra forma, en una colección de Hyspamérica Ediciones Argentina, S. A., titulada "Biblioteca Personal Jorge Luis Borges".
ResponderEliminarYa estoy leyendo Peer Gynt. Ya atrapante desde esa discusión entre Peer y su madre Aase en el primer acto.
ResponderEliminarTengo ese "Borges" de Bioy Casares de 1600 y pico de páginas, editado aquí por la Editorial Destino, Colección Imago Mundi Volumen 101, a la cual la estoy promediando desde 2006, cuando me lo regló mi mujer, porque, la verdad pura y dura, me ponen de rodillas la erudición y la lucidez de estos tipos...
Como dice Georgie en el epígrafe de la contratapa: "Bioy es la persona para la cual mi vida no tiene secretos".
Regaló, claro...
ResponderEliminar¿Se podrá encontrar ese "Borges" por ahí? Voy a mirar.
ResponderEliminarAhí te lo mando, Juan, por mail, en pdf.
ResponderEliminarLo recibí. Mil gracias. Lo iré hojeando (u ojeando) poco a poco, porque me da que este libro es de los que no es necesario leer de seguido, sino aquí y allá, descubriendo cosas.
ResponderEliminarTal cual, Juan. Para mayor disfrute...
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