mirar al cielo. Ya sin fe y sin nadie,
tras este seco mediodía, alzo
los ojos. Y es la misma verdad de antes,
aunque el testigo sea distinto. Riesgos
de una aventura sin leyendas ni ángeles,
ni siquiera ese azul que hay en mi patria.
Vale dinero respirar el aire,
alzar los ojos, ver sin recompensa,
aceptar una gracia que no cabe
en los sentidos pero les da nueva
salud, los aligera y puebla. Vale
por mi amor este don, esta hermosura
que no merezco ni merece nadie.
Hoy necesito el cielo más que nunca.
No que me salve, sí que me acompañe.
De Alianza y condena, 1965
"Aceptar una gracia que no cabe
ResponderEliminaren los sentidos..."
Conmueve la rotunda sabia simpleza de Claudio Rodríguez. Escribe simple. Lo cual prueba lo complejo que ha sido poder hacerlo.
Sabio, Claudio Rodríguez, sabiduría castellana de lo simple y cotidiano.
ResponderEliminarClaudio siempre fue uno de los poetas más valorados y admirados por los demás poetas (incluso de su misma generación), seguramente más que por los lectores de poesía.
Escribe simple, se lee simple, muy profundo.
ResponderEliminarPárrafo aparte para las Mujeres Celtas de arriba. Un placer.
Maravilloso álbum.
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