...luz no usada...
FRAY LUIS
Sacabas tu piano y de tu noche
la luz más negra para que bebiéramos
con el bitter amargo de la inocencia
los umbrales sin fin de tu agonía,
tú que eras el más negro de todos los músicos,
el de la luz más seria, más abisal y macerada.
Yo no sabía entonces que esa luz
era como oro tibio de luna
por las playas ebrias de tus escalas,
una heredad de sueños abiertos
con lluvia de bienvenida y palomas oscuras
que beben en los charcos de las amanecidas.
Y nos llevabas a tu noche.
Al cofre misterioso de tu noche
que abrías ante nuestros oídos absortos,
surcos abiertos de tierra negra,
pájaros de reclamo y aromas lejanísimos
de un oriente sin brújulas,
tú, el más adelantado de los teclados de la noche,
mago incesante de sus cuevas frías.
La noche, entonces, era un gran catafalco
y cuando tú ponías el oro de tu luna en el cielo,
la oscura rosa encendida de tu jazz en la noche,
las gárgolas y los pináculos de Santa María del Mar
se llenaban de búhos silenciosos
para verte caminar como un adelantado
de los caminos de la nieve
en medio de lo abstracto de la noche.
Tú tenías el oro de todos los otoños
y el secreto de la grieta más honda de la noche.
Tú sabías de la luz más que los olivos
y más que los almendros
y que los condenados a muerte.
Y esa noche que tú nos dabas a beber
sabía a leche de estrellas de la Vía Láctea,
a leche de la almendra de la nada,
a ginebra o a llamarada o a sangre seca
de un sembrador de centeno.
Sacabas de tus cedazos el oro de sus espigas
y lo esparcías con tus manos
por nuestros solanares yermos,
por los cenizales inefables del corazón
hasta que surgía la pregunta de siempre,
la de los cuatro bourbons en la sombra.
Porque nadie sabía cuántas verdades juntas
puede aguantar el hombre sin desmoronarse,
sin desgranarse como un racimo pianísimo de luz
ante el muro sin nombre de la madrugada.
Y esa luz que sacabas,
Tete, de tu piano y de tu noche
nos dejaba los ojos
igual que los relámpagos nocturnos
a los búhos heridos en la noche cerrada.
a ginebra o a llamarada o a sangre seca
de un sembrador de centeno.
Sacabas de tus cedazos el oro de sus espigas
y lo esparcías con tus manos
por nuestros solanares yermos,
por los cenizales inefables del corazón
hasta que surgía la pregunta de siempre,
la de los cuatro bourbons en la sombra.
Porque nadie sabía cuántas verdades juntas
puede aguantar el hombre sin desmoronarse,
sin desgranarse como un racimo pianísimo de luz
ante el muro sin nombre de la madrugada.
Y esa luz que sacabas,
Tete, de tu piano y de tu noche
nos dejaba los ojos
igual que los relámpagos nocturnos
a los búhos heridos en la noche cerrada.
Jazz y del bueno del poeta José Florencio Martínez (al que no conocía) para el gran poeta español del piano, Teté Montoliu.
ResponderEliminarJosé Florencio es un magnífico poeta, y de Tete qué vamos a decir: que es de lo mejor que hemos tenido en España en jazz, reconocido a nivel mundial, sobre todo por los propios músicos de jazz. Se codeaba con los más grandes.
ResponderEliminarAbsolutamente. Aquí hubo una grabación de Teté con músicos argentinos en su única visita a nuestro país, en 1987 creo (grabación que distribuía el Nano Herrera, íntimo de Cortázar, el Gato Barbieri y Piazzolla entre otros, que tenía su propia discográfica en Zival's, una famosa disquería de Callao y Corrientes en el centro de Buenos Aires) pero que hoy no se consigue y suena más que nada como leyenda. Tal vez haya sido editada allá en España o tal vez la vuelvan alguna vez a editar por acá. Sé también que el productor fue Alfredo Radoszinsky con su sello Trova, un mecenas que produjo al Mono Villegas, Les Luthiers y a tantos otros gigantes de la música del sur...
ResponderEliminarUn rastro de Teté por aquí:
http://www.oocities.org/emilio_de_la_pena/curri.htm
Claro, José Florencio es otro magnífico poeta-fruto de ese árbol de infinitas ramas de poesía que es España, inagotable como mi desconocimiento.
ResponderEliminarNo conozco esa grabación, lo cual naturalmente no quiere decir que no exista.
ResponderEliminarYo no conozco a ninguno de los dos y han sido un gran descubrimiento. Gracias. Me quedo con este verso:
ResponderEliminarTú sabías de la luz más que los olivos
Tete era un portento. Por cierto, hay un disco de Tete Montoliu con versiones jazzísticas de canciones de Serrat que es una maravilla.
ResponderEliminarDe cabecera...
ResponderEliminarMaravilloso poema-homenaje a Tete Montoliu, de quien se podría decir lo mismo que de Mozart... Tete no es un pianista, es el jazz.
ResponderEliminarY si no lo es, se le parece tanto...
ResponderEliminarPor cierto, Agostina, Carlos, ¿os tengo que felicitar por el resultado de las elecciones argentinas? Ganó Macri, ¿no?
ResponderEliminarGracias, Juan. Se respira diferente. En las calles se siente. Se ve en la mirada de la gente. Tengo grandes expectativas, aunque no va a ser fácil. Ahora la justicia tiene la palabra. Todo ha quedado expuesto... Si hay olvido se reagruparán y volverán con más fuerza.
ResponderEliminar¿Se necesitaba un cambio, no?
ResponderEliminarAbsolutamente. Y ya se está produciendo, muy notoriamente. Por fin.
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