Oda V
A LOS COMPAÑEROS
Bebamos, pues, bebamos:la lámpara luciente
¿a qué fin la esperamos?
El día va volando brevemente,
y el vino ya en las tazas derramado,
formando mil colores,
brinda y convida al paladar cansado.
El vino delicado,
cuyos dulces favores
debidos son al hijo de Semeje,
y Jove soberano,
que de los males bárbaros se duele,
y al Olvido los da con franca mano,
derrama, pues, derrama:
colma este vaso; aquél al punto llena,
que el uno al otro llama,
y haz una mezcla buena
a dos de vino ardiente
juntando uno de agua solamente.
Otro rebelde hijo de Lesbos tenía que ser. Una pena que no se conserve mucho de él. Por sus temáticas, digo, debió ser un poeta más que interesante... Aunque el último consejo no lo vamos a tomar: aquí en Buenos Aires sólo aguan el vino con hielo o soda los oxidados.
ResponderEliminarAquí como agües el vino te hostian, con buen criterio.
ResponderEliminarHombre es que en las culturas clásicas (Grecia, Roma) era costumbre mezclarlo con agua, el vino debía de ser potente y la habilidad consistía en saber mezclarlo bien.
Alceo pasa por ser uno de los grandes poetas griegos, aunque de su obra no se conserve demasiado. Pero para muestra basta un botón. "A la barra" diríais en Buenos Aires. Aquí diríamos "a la peña" o "a los colegas".