ROMANCE DEL CONDE ARNALDOS
(ROMANCES NOVELESCOS)
¡Quién hubiese tal ventura sobre las aguas del mar
como hubo el conde Arnaldos la mañana de San Juan!
Con un falcón en la mano la caza iba a cazar,
vio venir una galera que a tierra quiere llegar,
las velas traía de seda, la ejarcia de un cendal;
marinero que la manda diciendo viene un cantar
que la mar facía en calma, los vientos hace amainar,
los peces que andan nel hondo arriba los hace andar,
las aves que andan volando nel mástel las faz posar.
Allí fabló el conde Arnaldos, bien oiréis lo que dirá:
"Por Dios te ruego, marinero, dígasme ora ese cantar."
Respondióle el marinero, tal respuesta le fue a dar:
"Yo no digo esta canción sino a quien conmigo va."
El romance del conde Arnaldos se ha conservado en cuatro versiones antiguas impresas (en un pliego suelto del siglo XVI, en el Cancionero de Londres, en el Cancionero de romances de 1550 y en el Cancionero de romances sin año) y varias otras en la tradición oral sefardí moderna. Hay entre ellas divergencias múltiples, pero sí es común a casi todas la notable extensión del poema, frente a la versión conservada en el Cancionero de romances sin año. Esta versión, que es la aquí editada, se centra en el poder del canto órfico del marinero, ya que la "ventura" de la que se habla en el primer verso no llega a saberse cuál sea, y la negativa del marinero a contarla potencia su ambigüedad y su magia.
[...] La imposibilidad de situar la fecha precisa del origen del romance y de su contenido primitivo ha dado lugar a las más variadas interpretaciones: para unos tiene un sentido "místico-alegórico", otros lo miran como reflejo del poder mágico de la música o como un canto que lleva consigo el secreto del mar, otros le atribuyen un simbolismo "mágico-erótico" e incluso diabólico, interpretaciones que muestran el interés que en sí tiene este romance. FRANCISCO RICO
"Yo no digo esta canción
ResponderEliminarsino a quien conmigo va."
A aprender,.....a Salamanca.
Exacto. Y además ¿quién te manda meterte donde no te llaman?
ResponderEliminarBuena y misteriosa respuesta la del marinero, que también, a saber adónde irá:)
ResponderEliminarComo viene a decir Francisco Rico, ese es precisamente el encanto del romance, la ambigüedad.
ResponderEliminarPues es claro, el marinero sólo canta a la mar, a los peces y a los pájaros, que son quienes con él van.
ResponderEliminarNo?
Digo yo, pero no deja de ser ambiguo.
ResponderEliminarYo creo que el marinero va solo en su barco, no va con nadie, es su canto el que atrae a los peces, a los pájaros y al conde, también pone la mar en calma. Al pedirle que lo vuelva a cantar es cuando viene esa respuesta.
ResponderEliminarAunque no lo diga directamente, tengo la impresión de que el marinero es morisco. El hecho de que su barco trae velas de seda, pues la seda viene del oriente pasando por manos de mercaderes musulmanes, apoya esta hipótesis. El poema bien puede referirse al primer contacto entre moros y cristianos en la península ibérica. El canto del marinero, que además de tener efectos mágicos, podría ser además una oración musulmana. Esto explicaría la respuesta del marinero al final del poema en que rehusa decirle la canción al conde que supuestamente sería cristiano.
ResponderEliminarMuy interesante y sugerente teoría.
ResponderEliminarBienvenido al blog, Greg.
Pedro Catalá, hay magia en este cantar, hace posar al falcón en el mástil, y a los peces nadar en lo alto, por lo demás, es una poesía...
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