seguido de perros,
no diré corría,
volaba un conejo.
De su madriguera
salió un compañero
y le dijo: «Tente,
amigo, ¿qué es esto?»
«¿Qué ha de ser?», responde;
«sin aliento llego...;
dos pícaros galgos
me vienen siguiendo».
«Sí», replica el otro,
«por allí los veo,
pero no son galgos».
«¿Pues qué son?» «Podencos.»
«¿Qué? ¿podencos dices?
Sí, como mi abuelo.
Galgos y muy galgos;
bien vistos los tengo.»
«Son podencos, vaya,
que no entiendes de eso.»
«Son galgos, te digo.»
«Digo que podencos.»
En esta disputa
llegando los perros,
pillan descuidados
a mis dos conejos.
Los que por cuestiones
de poco momento
dejan lo que importa,
llévense este ejemplo.
Al grano, amigo conejo.
ResponderEliminarEfectivamente, no te pierdas en florituras, ni en si "me dijo o me dejó de decir", ni en si "hubiésemos hecho esto o lo otro"..., etc.
ResponderEliminarBuena moraleja que siempre viene bien recordar. Para eso están las fábulas.
ResponderEliminarsi ya os dije yo, que porque nos habian pillado distraidos,... que si no, nos la iban a liar como nos la han liado...
ResponderEliminar¿Como decía Fito? a sí: No siempre lo urgente es lo importante.
ResponderEliminarTodos lleváis razón.
ResponderEliminarLe encantó a mi niña. Que lindas fábula de los dos conejos, se agradece el aporte. saludos
ResponderEliminarMe alegro que le gustase. Bienvenido a este blog, Dandi L.
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