Me parece que es igual a los dioses
el hombre aquel que frente a ti se sienta,
y a tu lado absorto escucha mientras
dulcemente hablas
y encantadora sonríes. Lo que a mí
el corazón en el pecho me arrebata;
apenas te miro y entonces no puedo
decir ya palabra.
Al punto se me espesa la lengua
y de pronto un sutil fuego me corre
bajo la piel, por mis ojos nada veo,
los oídos me zumban,
me invade un frío sudor y toda entera
me estremezco, más que la hierba pálida
estoy, y apenas distante de la muerte
me siento, infeliz.
Traducción de Carlos García Gual
En aquéllos tempos era dinamita, aunque igual no tanto como después.
ResponderEliminarMenudo despliegue emocional (y hormonal).
ResponderEliminarEse fresco es de Pompeya?
Pues la verdad es que no lo sé, lo buscaré.
ResponderEliminarVale, pero ho hace falta que vayas allá mismo, bueno, si te pilla de paso.
ResponderEliminarPues sí, parece que es un fresco pompeyano (es que pasaba por ahí) en el que se ha querido identificar a la poetisa, aunque vaya usted a saber.
ResponderEliminarTenía aspecto de ser de allí, pero como estos romanos "pintaron" por tantos sitios en sus excursiones.
ResponderEliminaruna pregunta ha q se refiere cuado dice
ResponderEliminarAl PUNTO SE ME ESPESA LA LENGUA
Creo que tu pregunta viene un poco por la traducción aquí presente. En otros textos aparece como se me quiebra, aludiendo y complementando la in movilización del músculo y el efecto de no poder proferir palabras ante la presencia del ente amoroso.
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