Duvorna kommer och går
utan ansikten.
Pared de pena...
Palomas van y vienen:
no tienen rostros.
***
Står på balkongen
i en bur av solstrålar –
som en regnbåge.
De pie en el balcón,
esa jaula de sol:
como un arcoiris.
***
Ruggiga tallar
på samma tragiska myr.
Alltid och alltid.
Pinos rajados
en el mismo pantano.
Siempre y siempre.
***
Förbryllande skog
där Gud bor utan pengar.
Murarna lyste.
Bosque asombroso:
Dios sin dinero vive.
Claras murallas.
***
En svartvit skata
springer envist i sick-sack
tvärs över fälten.
Blanca y negra,
terca urraca, en zigzag
va por el campo.
Versión castellana de Roberto Mascaró
Lo entreabierto
La complejidad poética suele asociarse a la retórica. Como si el claroscuro operase por acumulación. Entre los méritos de Tranströmer, Nobel pese a merecerlo, está la refutación de ese prejuicio. Tranströmer accede al misterio por eliminación. Su poesía prescinde del contexto, del énfasis y hasta de él mismo. En este poema, recogido en El cielo a medio hacer, bastan tres puertas con diferentes luces:
Abro la primera puerta.
Es una gran habitación soleada.
Un camión pasa por la calle
y hace vibrar la porcelana.
Ese ruido exterior, ese temblor interior, ocurren simultáneamente. Y apenas requieren la aparición del poeta, bisagra entre ambos.
Abro la puerta número dos.
¡Amigos! Vosotros bebisteis la oscuridad
y os hicisteis visibles.
¡Beber oscuridad para alcanzar la visibilidad! He ahí toda una poética, que se dirige a la claridad pasando por la penumbra.
Puerta número tres. Una estrecha habitación de hotel.
Vistas a un callejón.
Un farol que reluce en el asfalto.
El hermoso residuo de las experiencias.
Ver el mundo a media luz: contemplar lo que sí y lo que no. La poesía nunca es tan evidente como para abrir una puerta de par en par, ni tan pretenciosa como para dejarla cerrada. [Andrés Neuman]
LLeva razón Gato, eres empecinado a tope. Pero, dinos, ¿entiendes ya al sueco o no?.
ResponderEliminarPorque hoy, no pienso hacerte los deberes.
Cada vez entiendo menos, aunque me lo explique Andrés Neuman, un gran poeta por cierto.
ResponderEliminarQué quieres que te diga, me gustan más los japoneses.
ResponderEliminarMira mira, como vuelvas a poner otra del sueco...te estrangulo.
ResponderEliminarNo, si cualquier día nos das la noticia bomba:
yo pasaba por aquí, odio la poesía.
Puea a mí me gusta el sueco. Bueno, su poesía.
ResponderEliminarGracias.
La verdad es que a mí también me gustan más los japoneses. Los Haikus escritos por poetas no japoneses, no sé por qué suenan casi siempre forzados. Será el idioma.
ResponderEliminarNo, si yo odio la poesía, lo que pasa es que me persigue.
Bueno, a mí también me gusta el sueco. Perdón, su poesía, aunque no la entienda demasiado.
A mí me persigue el CD-2
ResponderEliminarPues te advierto que hay un CD-3. Paciencia.
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