Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
cantando;
y se quedará mi huerto, con su verde árbol,
y con su pozo blanco.
Todas la tardes, el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.
Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado,
mi espíritu errará, nostálgico…
Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido…
Y se quedarán los pájaros cantando.
Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando...
Tal vez no hubiera sido necesario continuar el poema.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarSi, son sólo los primeros versos hubiese sido igualmente bello.
ResponderEliminarBesucos.
Que delicadamete bello en esa forma de decir un día diré adios a la vida.
ResponderEliminar.. y se quedarán los pájaros cantando...
Tierno, Juan Ramón.
Un abrazo.