no huyas.
Nunca huyas
si el misterio hurga
en el fondo de tus ojos,
si del corazón fluye
un viento de preguntas.
No quieras disfrazar
ningún fuerte sentimiento
ni diluir por sistema
el tránsitro apretado.
Cuanto acontece, amigo,
te lleva a renacer
de forma permanente.
Y aunque su lenguaje sea crudo,
tiene siempre la misma finalidad: enseñarte.
No cedas ante el miedo,
no te des por vencido.
Todo lo más
y, según lo benigno del día,
abre la puerta
que conduce a ti mismo,
asómate trémulo a la ventana del mundo
o simplemente camina por las calles sin prisas.
No creas que ante el muro
se detiene la paz o cesa tu sueño.
Cada compás de espera
es también un tiempo válido.
Tienes ante ti
la magnitud de los posibles.
Si la vida te empuja
no es para abatirte,
no caigas en el desastre del pájaro herido.
Ella es maestra de lo sublime
y busca así que rompas tus límites,
que reconozcas de manera fehaciente
lo mucho que vales.
Qué alentador inspirador poema!
ResponderEliminar"La vida te lleva a renacer permanentemente..." Si entendiéramos eso como la actitud que debiéramos tener siempre, cuánto más bella e interesante sería la/nuestra vida...
Ni más ni menos, seguro que sí, pero a veces no es fácil y hay que recordarlo todo el tiempo.
ResponderEliminarRecordarlo todo el tiempo.
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