domingo, 24 de febrero de 2019

Epístola para dejarla en la Tierra - Archibald Macleish - Estados Unidos


Epistle to Be Left in the Earth

...It is colder now,
       there are many stars,
       we are drifting
North by the Great Bear,
       the leaves are falling,
The water is stone in the scooped rocks,
       to southward
Red sun grey air:
       the crows are
Slow on their crooked wings,
       the jays have left us:
Long since we passed the flares of Orion.
Each man believes in his heart he will die.
Many have written last thoughts and last letters.
None know if our deaths are now or forever:
None know if this wandering earth will be found.

We lie down and the snow covers our garments.
I pray you,
       you (if any open this writing)
Make in your mouths the words that were our names.

I will tell you all we have learned,
       I will tell you everything:

The earth is round,
       there are springs under the orchards,
The loam cuts with a blunt knife,
       beware of
Elms in thunder,
       the lights in the sky are stars——
We think they do not see,
       we think also
The trees do not know nor the leaves of the grasses hear us:
The birds too are ignorant.
       Do not listen.
Do not stand at dark in the open windows.
We before you have heard this:
       they are voices:
They are not words at all but the wind rising.
Also none among us has seen God.
(...We have thought often
The flaws of sun in the late and driving weather
Pointed to one tree but it was not so.)
As for the nights I warn you the nights are dangerous:
The wind changes at night and the dreams come.

It is very cold,
       there are strange stars near Arcturus,
Voices are crying an unknown name in the sky


Epístola para dejarla en la Tierra

...Hace más frío ahora,
                               hay mucha estrella, nos deslizamos
al Norte por la Osa Mayor,
                                          las hojas caen,
el agua es piedra en huecas rocas,
                                                    al sur,
rojo sol, aire gris,
                          los cuervos van
despacio en corvas alas,
          los grajos nos dejaron,
hace tiempo pasamos los rayos de Orión,
todo hombre cree en su corazón que morirá,
muchos han escrito últimos pensamientos y últimas cartas,
nadie sabe si nuestras muertes son ahora o para siempre,
nadie sabe si esta errante tierra será hallada.
Yacemos y la nieve cubre nuestros vestidos,
ruego a vosotros,
vosotros (si alguien abre este escrito)
formar en vuestras bocas las palabras que fueron nuestros
     nombres,

voy a deciros todo lo que hemos aprendido,
                                                     voy a deciros todo,

la tierra es redonda,
        hay ojos de agua bajo los huertos,
la greda corta con cuchillo romo,
                                             cuidado con
los olmos en la tormenta
pensamos que nos ven,
también pensamos
que los árboles no saben ni las hojas de la hierba,
                                                              nos oyen,
los pájaros también son ignorantes,
                                                      no escuchan,
no se paran de noche en ventanas abiertas,
nosotros antes de vosotros oímos esto,
                                                             son voces.
No son palabras, sino el viento levantándose.
Tampoco entre nosotros ninguno ha visto a Dios.
(...Hemos pensado a menudo
que las franjas de sol en el tardío y espoleante tiempo
señalaban un árbol, mas no era así.)
Por lo que hace a las noches, os advierto que las noches
      son peligrosas,
el viento cambia de noche y sueños vienen.

Hace mucho frío,
                        hay extrañas estrellas junto a Arturo,
hay voces en el cielo gritando un nombre ignoto.
Traducción de José Coronel Urtecho y Ernesto Cardenal

4 comentarios:

  1. Conocía este gran poema por una traducción de Alberto Girri que había encantado a Borges. Mi verso preferido "Ninguno sabe si nuestras muertes son pasajeras o eternas" aparece aquí traducido como "Nadie sabe si nuestras muertes son ahora o para siempre..."

    Lo hablamos ya, claro, pero qué arte es en sí la traducción... Y qué bueno juzgar un poema a partir de un promedio entre las ediciones-traducciones que pudiera tener.

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  2. No conozco la traducción de Alberto Girri, pero seguro que está bien. Y qué cierto lo que dices, conviene conocer distintas versiones de un mismo poema, siempre se encuentra algo nuevo, si la traducción es respetuosa y mantiene su atmósfera, cosa que no debe ser nada fácil.

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  3. Epístola para ser dejada en la Tierra

    ... Ahora hace más frío,
    hay muchas estrellas,
    flotamos a la deriva
    Al norte de la Osa Mayor,
    las hojas caen
    El agua es piedra en las rocas excavadas,
    hacia el sur
    Sol rojo, aire gris:
    lentamente vuelan los cuervos
    Con sus torcidas alas,
    las chovas nos abandonaron:
    Desde que dejamos atrás los resplandores de Orión,
    En su corazón cada hombre piensa que habrá de morir.
    Muchos escribieron sus últimos pensamientos y cartas.
    Ninguno sabe si nuestras muertes son pasajeras o eternas:
    Ninguno sabe si esa errante tierra será hallada.
    Yacemos y la nieve cubre nuestras vestiduras.

    Les ruego a ustedes
    a ustedes (si alguien abre este escrito),
    Que formen en sus bocas las palabras que fueron nuestros nombres.
    Les diré todo lo que hemos aprendido:
    les diré todo:
    La tierra es redonda,
    hay manantiales debajo de los huertos.
    La arcilla se corta con un cuchillo romo,
    cuídense
    De los olmos cuando truena,
    las luces del cielo son estrellas...
    Pensamos que no nos ven,
    pensamos también
    Que nos árboles no nos conocen, que las hojas de la hierba no nos oyen:
    También los pájaros son ignorantes.
    No escuchen.
    No se detengan en la oscuridad en las ventanas abiertas.
    Hemos oído esto antes que ustedes:
    son voces:
    No son palabras sino el viento que se levanta.
    Tampoco ninguno de nosotros ha visto a Dios.
    (... A menudo hemos creído
    Que las ráfagas de sol en el tardío y violento temporal
    Señalaban un árbol, pero no era así.)
    En cuanto a las noches, les advierto que las noches son peligrosas:
    De noche cambia el viento y llegan los sueños.

    Hace mucho frío,
    hay raras estrellas cerca de Arturo,
    Voces gritan en el cielo un nombre desconocido.

    (Traducción de William Shand y Alberto Girri, Poesía norteamericana contemporánea, Distribuidora Mexicana de Libros, Ciudad de México, 1976)

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