Criamos la llama cuidando de noche y de día. Cuidamos las llamas de noche mascando coca, sentados al canto del corral de las llamas. Cuando el ladrón viene y tu perro ladra, das vueltas alrededor de las llamas haciendo silbar la honda. Luego vuelves a tu casa, mientras haces esto te amanece. Al amanecer reconoces toda la existencia de llamas y alpacas; si no están todas, lo tomas en cuenta. Si están todas las llamas, las arreas a donde está la paja, y las alpacas a donde está la yerba. Cuando faltan algunas ahí mismo vas a buscarlas. Cuando ya vuelves comes tu almuerzo, luego vuelves inmediatamente a ver las llamas; las apacientas torciendo hilo, hilando o haciendo una soga o una honda.
Cuando el sol baja, ya se las reúne en la cancha. Se paga a los cerros a mediados de agosto o también a fines. Se hace esto para que las llamas se multipliquen bastante. También se las encomienda a los cerros para que los ladrones no las arrebaten, para que el zorro no se lleve a sus crías, para que no se pierdan, no se enfermen y no se mueran. Les dan, en cantaritos, chicha fresca de jora, hojas de coca, naranjas, flores de clavel, pasas y maní a los cerros. Pero no les sirven alcohol, porque los cerros no reciben alcohol y tampoco cigarrillos.
Cuando los dueños de llamas ponen el pago en los cerros no beben ni fuman. Si bebieran, pondrían mal su ofrenda. Tienen que extenderla hermosamente como una mesa servida, haciendo un hueco. Ponen un líquido especial y con jora molida hacen la chicha fresca; todo lo extienden sobre pajas verdes en el hueco, como sobre una mesa. También ponen estiércol de llama diciendo: “Hagamos la cancha”; ponen lana de llama con su wamani, o sea el pelo más largo de la cola, cuatro cortes de la oreja; todo lo cubren con piedras. Luego de enterrarlo todo vuelven a sus casas. Entonces beben dos o tres días hasta que amanezca. Ponen toda clase de adornos a sus llamas, luego cantan canciones alusivas tocando el tambor llamado tinya, de esta manera:
Al mozo codicioso
es fácil reconocer,
al mozo de Yauli
es fácil verlo.
A la cola levantada,
al cuello de paja,
a la orejita con flores,
es fácil reconocer.
Al mozo de Yauli,
llegando a la cumbre,
silbando con el viento,
llegando al cerro,
silbando con la paja,
mirando a su hermanita,
qué lindo, hermano,
está ya en la cumbre.
Repique de Lima,
campana del Cuzco,
subiendo las alturas,
es fácil de reconocer
que ha llegado por fin.
Repique de Lima,
campana del Cuzco.
Cuando las llamas comen en los cerros pelados se envejecen sus dientes, al roer la tierra pelada, en ocho o nueve años. Viven hasta catorce años en pasto abundante. Para degollar la llama se le trinca de las patas posteriores; otro le agarra de las orejas; se le trinca de las patas posteriores y de las delanteras. Luego le hunden un cuchillo en el pecho. De la carne de llama se hace charqui, o sea carne seca, con bastante sal. De su lana tuercen sogas y hondas para venderlas. Crían la llama sólo para utilizarla como animal de carga, y a la hembra para que pueda parir machos. A la alpaca la crían especialmente por su lana. La carne de la alpaca es muy sabrosa, bastante gorda. También hacemos charqui con sal de la carne de alpaca. Su lana la negociamos por dinero. La cabeza de la llama y de la alpaca la asamos sobre las brasas. Sus cabezas son muy hermosas. Con ají molido comemos los sesos. Las crías de las alpacas también las asamos quitándolas del zorro y del cóndor. Son muy gorditas.
Traducción de Edmundo Bendezú, 1979
El anónimo escribió un guión de su vida noche y día como un ritual criando llamas: La tradición oral te la cuenta y la escucho monocorde, entre los cerros como dioses, mientras el tiempo pasa, los días y las noches pasan y el tiempo "te amanece..."
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