ni servicio, más que de enemigo;
ni se saborea si no es un fardo de heno;
ni gran vigilancia sino de hombre adormilado;
ni clemencia sino de traición;
ni seguridad sino de miedosos;
ni lealtad sino del regenerado;
ni más sensato que el enamorado.
No hay engendramiento sino en los baños;
ni buena fama sino de hombre afrentado;
ni risa sino después de un puñetazo;
ni prestigio, sino tras negar las deudas;
ni auténtico amor, sino en la adulación;
ni buen encuentro, sino con los desgraciados;
ni verdadero informe, sino en la mentira;
ni más sensato que el enamorado.
Ni reposo semejante a vivir en la preocupación;
ni se puede hacer honor mayor que decir bah;
ni vanagloria, sino de falsos acuñadores;
ni salud, sino la de hombre abotargado;
ni alta osadía, sino la de cobardía;
ni razón, más que en el enfurecido;
ni dulzura, sino en la mujer aturdida;
ni más sensato que el enamorado.
¿Queréis que os diga la verdad?
No hay juego sino en la enfermedad;
palabra verdadera, sino en la tragedia;
cobarde, sino caballeroso;
sonido horrible, sino melodía;
ni más sensato que el enamorado.
Traducción de Carlos Alvar
Filoso Villon y (aún) diferente; y mira que pasa el tiempo. Un contra-poeta, maldito postula la reseña, ácido como la resaca pero bello como esos esplendorosos instantáneos lirios silvestres que muy pronto se marchitan, burlón pero para mí romántico a su manera (tal vez no en este poema: me gusta ese juego de opuestos donde cada extremo termina siendo el otro o el mismo), mordaz, inclasificable, y a veces ambiguo como si la vida a veces no lo fuera...
ResponderEliminarPoeta de la vida, burlón y cachondo como él solo. Y bastante macarra, tanto que se ganó una condena a muerte, que finalmente no se ejecutó.
ResponderEliminarDe todas formas, estas contra-verdades eran casi un tópico literario en su época y aún más acá. Léanse los "Disparates" de Juan del Encina.