Joan Margarit compuso este poema a raiz de los atentados yihadistas del 17 de agosto de 2017 en Barcelona y Cambrils.
Coneguda crueltat
La mateixa ciutat només dura el seu temps.
Totes les Barcelones són unes dins les altres
com unes invisibles nines russes.
La ciutat que jo estimo encenia pocs llums
en les nits fosques d'un país infame.
La de la llibertat va començar a ocultar-la.
Residus menyspreats de veritat
van tornar a mi, com roses
salvades de qui sap quines escombraries.
Ara ja és una altra Barcelona:
la que més llums ha encès,
la de la indiferència. La més cosmopolita.
Aliena i fugaç, una gentada emplena
les nostres cases i carrers
igual que un escenari abandonat
on haguessin rodat una pel·lícula.
Potser avui, si no fos per tants records,
ja no l'estimaria.
De sobte, res no acaba.
D'infant vaig veure assassins a missa:
els mateixos silencis, flors, espelmes
per als mateixos crims.
Barcelona, quan torni a amenaçar-nos
aquella coneguda crueltat,
et tornaré a cantar.
Conocida crueldad
La misma ciudad sólo dura su tiempo
Todas las Barcelonas están unas dentro de las otras
como unas invisibles muñecas rusas.
La ciudad que yo quiero encendía pocas luces
en las noches oscuras de un país infame.
La de la libertad empezó a ocultarla.
Residuos despreciados de verdad
volvieron a mí, como rosas
salvadas de quien sabe qué basuras.
Ahora ya es otra Barcelona:
la que más luces ha encedido,
la de la indeferencia. La más cosmopolita.
Ajeno y fugaz, un gentío llena
nuestras casas y calles
como un escenario abandonado
donde se hubiese rodado una película.
Quizás hoy, si no fuese por tantos recuerdos,
ya no la querría.
De pronto, nada acaba.
De niño vi asesinos en misa;
los mismos silencios, flores, velas
para los mismos crímenes.
Barcelona, cuando vuelva a amenazarnos
aquella conocida crueldad,
te volveré a cantar.
El siguiente poema de John Donne, que inspiró a Ernest Hemingway su novela Whom the Bell Tolls ('Por quién doblan las campanas'), fue leído el viernes pasado en Barcelona en el homenaje a las víctimas de la masacre de hace un año en las lenguas de todos los que cayeron.
Las campanas doblan por ti
¿Quién no echa una mirada al sol cuando atardece?
¿Quién quita sus ojos del cometa cuando estalla?
¿Quién no presta oídos a una campana cuando por algún hecho tañe?
¿Quién puede desoír esa campana cuya música lo traslada fuera de este mundo?
Ningún hombre es una isla entera por sí mismo.
Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo.
Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia.
Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta, porque me encuentro unido a toda la humanidad; por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti.
“De pronto, nada acaba.
ResponderEliminarDe niño vi asesinos en misa;
los mismos silencios, flores, velas
para los mismos crímenes.
Barcelona, cuando vuelva a amenazarnos
aquella conocida crueldad,
te volveré a cantar.”
Reza Joan Margarit, certero una vez más parece estar diciendo que cada tanto el hombre se compunge por un rato… hasta la próxima crueldad.
Qué entrada tan íntegra e integralmente concebida, Juan. Desde Joan Margarit hasta Pau Casals, todos parte de esta entrada y de la misma cíclica (sino eterna) conclusión a la que debiéramos arribar: todo lo que pasa, me pasa… Lo que se vuelve aún más nítido en el poema de John Donne. “Cada hombre es una pieza… una parte del todo.”
Pues gracias por la parte que me toca, eso de "integralmente concebida". Me gusta ilustrar de vez en cuando los poemas con otras manifestaciones artísticas que se relacionen directa o inderectamente con lo que quieren decir. En este caso estaba muy fácil.
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