¿qué es el pasado? ¿qué el presente?
¿acaso es posible distinguir
la cortina de hierro y nube
que los separa y los une?
¿no acuden las memorias al presente
y jalonan los días
tanto o más que el espanto
nuestras noches?
memoria y percepción
¿no son coetáneos?
si la mente es perpetuo movimiento
y el tiempo es movimiento
y el ayer y el hoy se buscan
en una danza que es, a un tiempo,
repetición y réplica y
contrapunto
¿no es así que llamamos pasado
a ciertas escenas –postales–
más inmediatas aun –como instantáneas–
momentos de hoy y antaño
dándose sentido mutuo
confluyendo
en ese diario de viaje
que es la vida?
¿qué modifica qué? ¿que incide
en qué? ¿el pasado
en el presente? ¿la infancia
en la vida toda? ¿o quizás el presente
en ese ayer
revisitado siempre
soñado y reescrito y desvirtuado
siempre
desde el saber
o la agonía de hoy?
Magistral. Hay que saber, ya no desde la mente y el conocimiento estrictamente acumulado, sino desde lo que se siente y lo que percibe para poder escribir así.
ResponderEliminarNo copio y pego algo puntual porque el todo de este poema es magistral (de maestría y por qué también no de mágico).
Y por qué no también de mágico...
ResponderEliminarNo te líes, Mercedes Roffé, aunque te líes tan bien como lo haces: el tiempo es único o uno, como quieras decirlo: pasado, presente, futuro, tres aspectos de una misma cosa.
ResponderEliminar¿Tal vez quisiste decir eso?
ResponderEliminarGenial.
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