SUEÑO MARINO
La cama era para él un océano, incluso cuando estaba despierto. Las mantas se ondulaban como las olas. Las sábanas espumeaban como las rompientes. Las gaviotas caían en picado y pescaban a lo largo de su espalda. Hacía bastantes días que no se levantaba y todo el mundo estaba preocupado. No quería hablar ni comer. Sólo dormir y despertarse y volver a dormirse. Cuando fue a verlo el médico, se le meó encima. Cuando fue a verlo el psiquiatra, le lanzó un escupitajo. Cuando fue a verlo un cura, le vomitó. Finalmente lo dejaron en paz y se limitaron a pasarle zanahorias y lechuga por debajo de la puerta. Era lo único que quería comer. Los demás habitantes de la casa bromeaban diciendo que tenían un conejito, y él les oyó. Cada vez se le aguzaba más el oído. De modo que dejó de comer. Empujó la cama hasta ponerla contra la puerta, para que nadie pudiera entrar, y luego se durmió. Por la noche los demás habitantes de la casa oían el silbido de los huracanes al otro lado de la puerta. Y truenos y relámpagos y sirenas de barcos en una noche de niebla. Aporrearon la puerta. Intentaron derribarla, sin conseguirlo. Aplicaron la oreja a la puerta y oyeron gorgoteos subacuáticos. En la cara exterior de las paredes de esa habitación empezaron a crecer algas y percebes. Comenzaron a asustarse. Decidieron encerrarlo en un manicomio. Pero cuando salieron por el coche descubrieron que toda la casa estaba rodeada por un océano que se extendía hasta donde alcanzaba su vista. Océano y nada más que océano. La casa se balanceaba y cabeceaba toda la noche. Ellos se quedaron apretujados en el sótano. Desde la habitación cerrada les llegó un prolongado gemido y la casa entera se sumergió en el mar.
POEMAS
El insomnio es una cadena
El insomnio es una cadena
El insomnio es un lazo
El insomnio es un círculo vicioso
Ahora mismo
Dentro de mi cabeza
Dentro de los huesos
Gira mi cuello
Se mueve el cartílago
Me gusta el ruido de mis huesos
En medio de esta emergencia
Pienso en ti
Y sólo en ti
En medio de esta sangre insomne
Tus labios rosados
Tus brazos extendidos hacia arriba
No puedo respirar sin ti
Pero este círculo de costillas
Sigue funcionando por su cuenta
A ver si lo entiendo
¿Dices
Que te tortura el no poder escribir
O que
No puedes escribir porque estás torturado?
¿Dices
Que estos tiempos te han convertido en un escéptico
O que
Estos tiempos confirman tu escepticismo?
Mira, voy a decirte una cosa
Preferiría tener que echarles el lazo a las reses
Que hablar de política contigo
Preferiría caer borracho perdido
Debajo de un camión de remolque
Tu desesperación es más aburrida
Que el Merv Griffin Show
Tu gimoteante lloriqueo
Tus grandes soluciones baratas para la delincuencia
Levanta el culo y ponte a cocinar
Haz con tu tiempo
Lo que quieras
Pero no malgastes el mío
Redonda entrada sobre Sam Shepard, Juan, tan redonda como una rueda para rodar por algunos hitos de su trayectoria como una larga sinuosa carretera. Prolífico autor-observador, poeta intenso y a la vez inasible como él solo.
ResponderEliminarBob, Patty y Jéssica deben estar tristes, como un poco muchos lo estamos.
¡Qué tipo, el Shepard!
ResponderEliminarAquí se lo conoce básicamente como actor, pero pasa por ser uno de los mejores dramaturgos americanos. Y ojo con el poeta. América profunda. Casa bien con el Dylan.
Por otra parte, siempre al límite.
¿Y qué sería de ciertas películas "de culto" sin el guión de Shepard?