El Himno de Pan es un poema mitológico que el escritor inglés Percy Byshee Shelley compuso en 1820. Constituye la primera parte de un extraordinario duelo poético entre el dios Pan y Apolo, donde ambos intentan explicar sus respectivos papeles en la creación del mundo.
Pan, príncipe de los sátiros y de los faunos, es uno de los dioses más extraños de la mitología griega. Su apariencia no tiene nada que ver con la del resto de los dioses. Tampoco sus intereses ni su estilo de vida: Pan prefiere los bosques sobre el lujo del Olimpo, el vino de los campos sobre la ambrosía, los pastores, los ladrones y los mentirosos sobre los santos.
Hymn of Pan
I
From the forests and highlands
We come, we come;
From the river-girt islands,
Where loud waves are dumb
Listening my sweet pipings.
The wind in the reeds and the rushes,
The bees on the bells of thyme,
The birds on the myrtle bushes,
The cicale above in the lime,
And the lizards below in the grass,
Were as silent as ever old Tmolus was,
Listening my sweet pipings.
II
Liquid Peneus was flowing,
And all dark Tempe lay
In Pelion's shadow, outgrowing
The light of the dying day,
Speeded by my sweet pipings.
The Sileni, and Sylvans, and Fauns,
And the Nymphs of the woods and the waves,
To the edge of the moist river-lawns,
And the brink of the dewy caves,
And all that did then attend and follow,
Were silent with love, as you now, Apollo,
With envy of my sweet pipings.
III
I sang of the dancing stars,
I sang of the daedal Earth,
And of Heaven, and the giant wars,
And Love, and Death, and Birth--
And then I chang'd my pipings,
Singing how down the vale of Maenalus
I pursu'd a maiden and clasp'd a reed.
Gods and men, we are all deluded thus!
It breaks in our bosom and then we bleed.
All wept, as I think both ye now would,
If envy or age had not frozen your blood,
At the sorrow of my sweet pipings.
Himno de Pan
I
De los bosques y las tierras altas,
Venimos, venimos;
De los ríos y las lejanas islas,
Donde las olas rugen mudas
Para escuchar mi dulce flauta.
El viento en las cañas y los juncos,
Las abejas en las flores del tomillo,
Las aves en el mirto de los arbustos,
Los insectos sobre las rocas
Y los reptiles sobre la tierra,
Silenciosos como el viejo Tmolus1,
Escuchando mi dulce flauta.
II
El líquido Peneo2 continuó fluyendo,
Y oscuro yace el enorme Tempe3,
A la sombra de Pelión4, inmóvil,
La luz de un día moribundo,
Consolado por mis dulces notas.
Los Silenos, los Silvanos y los Faunos,
Y las Ninfas de los bosques y el mar,
Hasta la orilla húmeda del río llegan,
Hasta la oscura cueva llegan,
Sólo para escuchar fascinados,
Fueron silencio y fueron amor,
Escuchando atentos, sin un rumor,
Como tu lo estás ahora, Apolo,
Envidiando el canto de mi dulce flauta.
III
Le canté a las estrellas danzantes,
Le canté a la vieja Tierra,
Al cielo y de los gigantes su guerra,
Al Amor, a la Muerte y al Nacimiento,
Entonces cambié mi melodía,
Canté como bajo el velo de Menelao5
Perseguí a una doncella cambiada en cañas.
Dioses y hombres ¡todos somos ilusión!
Se quiebra nuestro seno y sangramos:
Todos lloraron; así como vosotros ahora,
Si la ira o la envidia no han congelado tu sangre,
Mientras oyes el lamento de mi dulce flauta.
1 Tmolus: dios de la montaña, esposo de Onfalia. Fue el encargado de juzgar la competencia musical entre Pan y Apolo.
2 Peneo: dios del río.
3 Tempe: valle de Tesalia.
4 Pelión: monte de Grecia donde vivían los centauros. Quirón, su rey, habitaba en la cumbre.
5 Menelao: héroe de la liga aquea contra los troyanos. Esposo de Helena.
Qué grato encontrar una entrada de Percy B. Shelley. El domingo releía de él mi favorito: Mutabilidad.
ResponderEliminar"Dioses y hombres ¡todos somos ilusión!" Podría creer tranquilamente en un dios como Pan. Como creo en poetas como Percy B. Shelley.
También es uno de mis favoritos, que no está aquí, pero estará.
ResponderEliminarEl dios Pan es como más humano que los demás dioses, y eso que ya eran muy humanos los dioses griegos: tenían todas las virtudes y, sobre todo, todos los vicios de los seres humanos.
Pero este Pan es como más guarro diríamos aquí que creo que aprendimos a decir imitando como dicen por allá, verdad?
ResponderEliminarY como más guarro más cercano, simpático, imperfecto y querible.
Por eso puede ser querible, por imperfecto, como somos los humanos.
ResponderEliminarLos griegos eran sabios, nos enseñaron a pensar y a conocernos.