No digas que tienes hambre, porque te servirán tus dedos [cortados.
No digas que tienes sueño, porque te coserán con hilo los [párpados.
No digas que amas a alguien, porque te traerán su corazón [putrefacto.
No digas que quieres al mundo, porque multiplicarán los [incendios.
No digas que buscas a Dios, porque te llenarán de brasas la boca.
No digas que está bello el rocío que dulcemente cubre los [campos,
porque en cada gota celeste inocularán pestilencia.
De Una sonrisa en la oscuridad
Universidad Externado de Colombia
Facultad de Comunicación Social-Periodismo, 2007
Tiene razón Ospina. Esa es la naturaleza perversa del poderoso, del sistema mismo. Pero también es cierto que el poderoso nos necesita allí, temerosos, sin que siquiera nos movamos ni abramos la boca.
ResponderEliminarEl último bello verso denuncia lo que el poderoso le tiene preparado a todo intento de poesía. Entre esos tipos... decía el Nano.
Todos tenemos algo personal contra los poderosos.
ResponderEliminarMuy nítido y por derecho el poema de Ospina en esta ocasión.