por ti, paloma.
Cuán doloroso había sido vivir errante,
lejos de ti.
Tus ojos bellos como el lucero de la mañana,
dan luz a todos.
Mas yo, entretanto, en los confines de oscura noche
vago perdido.
Todo está triste cuando amanece, todo está mustio
cuando anochece. Todo está en ruina.
Tanto de día como de noche una es mi angustia,
pues no te veo.
El sol asoma, se alza la luna,
me ven sufrir.
Dan luz a todos en su ventura,
pero no a mí.
No hay en el mundo mayor desdicha
que el amar mucho;
la muerte misma, para alejarse,
no basta entonces.
Dime paloma, ¿de qué está hecho
tu corazón?
Por más que fuera de dura roca, con tantas lágrimas
se ablandaría.
Traducción de Jesús Lara, 1945
Tesoros no perdidos, afortunadamente. Registros del amor-dolor que suelen ser simétricos sino lo mismo...
ResponderEliminarHay verdaderas joyas en las literaturas americanas. En todas las literaturas antiguas del mundo.
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