Lo sé porque me duele la espalda
y tengo en la boca canicas de colores de tardes de recreo.
Guardaba los secretos en cajas de cartón agujereadas
llenas de gusanos blancos y suaves
y lloraba cuando decidían volverse mariposas
y cubrirlo todo con huevos diminutos.
Lloraba y hacía llorar a la lluvia
y desconsolada mojaba los pies en cada charco.
También tuve galápagos que enterré en cajas grandes de cerillas
y lloré mucho porque aquéllos no se volvieron nada,
decidieron un día darse la vuelta y esperar a morir panza arriba.
Es triste siendo niña ver morir pequeños seres
que tantas horas pasan robándote los ojos.
Descubrir a la carpa ahogada en su locura
y cuidar estorninos caídos de su nido
y muertos desde el instante en que su madre los tira.
Enterrarlos a todos y cubrir su silencio con flores de jara
e imitar a los viejos en sus rezos susurrados
y creer que están vivos porque brilla la noche
y los grillos son ellos que se han vuelto fantasmas.
Qué maravilla cuando el (en este caso la) poeta añora con sabia ternura
ResponderEliminar"Yo sé que va a llover cuando de noche sabe a lluvia el aire.
Lo sé porque me duele la espalda
y tengo en la boca canicas de colores de tardes de recreo..."
cuando escribe como un niño o como no pudo hacerlo cuando niña
"Es triste siendo niña ver morir pequeños seres
que tantas horas pasan robándote los ojos..."
cuando es capaz de revelarnos que "los estorninos caídos de su nido y muertos
son los grillos que se han vuelto fantasmas..."
Añoranza de la niñez, nuestra verdadera patria, que dijo alguien, o que dijeron muchos, y que se puede suscribir.
ResponderEliminar"... y cubrir su silencio con flores de jara..."
ResponderEliminarVida y muerte, belleza y tristeza...
ResponderEliminarLa vida.
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