martes, 12 de abril de 2016

La Luna del Dragón - William Ospina - Colombia


Hablábamos de los dones de la tiniebla.
De los amores muertos.
Cuando se perfiló sobre el Oeste
El oro espeso de la media luna.
'Mira: es la Luna del Dragón' -me dijiste.
Y los dos la miramos
Como si algo terrible pesara sobre el mundo.
El hemisferio gris parecía lleno
De hondos presentimientos.
No había una estrella sobre el mar en calma
De humaredas y torres.

Nadie dijo: 'Es la luz que hace al Dragón visible'.
Nadie dijo: 'Es la casa donde el Dragón habita'.

Nadie dijo: 'Es la luna que ampara a los dragones'.
Miramos simplemente el cuerno rojo.
La sobrehumana forma que doblegaba al cielo.
Y pensamos acaso en los terrores
De la culpa y la fiebre.

'Sólo es la Luna del Dragón' -me dijiste.
Pero algo negro ascendió de mi infancia
Y di gracias a Dios de no estar solo.

Seguimos en silencio
Mientras las nubes negras cercaban en la hondura
Aquel objeto de alta magia y belleza.
'Tal vez el nombre viene de las baladas celtas'.
'Yo no sé por qué pesa y aflige como un sueño'.

Era la Luna del Dragón, y nadie
Parecía comprenderlo.
Iban las multitudes, bulliciosas, urgentes,
Atentas sólo a su pequeño misterio,
Mientras sobre las hondas avenidas
Un oro atroz vertía su intemporal influjo,
Y algo terrible y bello batía sus alas rojas
Como un polvo impalpable sobre las tristes tierras.

7 comentarios:

  1. Todo lo que despierta la simple observación de la Luna de dos seres que tal vez sean dos enamorados. Menudo escena romántica de todo lo que rescata la poesía de Ospina. Los miedos y los traumas, los dolores y las aflicciones, las incertidumbres y "los pequeños misterios" individuales" mientras la Luna y su "intemporal influjo" de oro alumbran a los hombre tristes de la triste tierra...

    ResponderEliminar
  2. No se puede decir mejor.

    Extraordinario, Ospina, cada vez me gusta más. Tendremos ocasión de visitarle estos meses, alternando con otros cuatro que también se las traen: d'Ors, Roca, Vilariño y Megget.

    ResponderEliminar
  3. También a mí. Poeta mágico que consigue construir una novela en un poema.

    ResponderEliminar
  4. Pues seguiremos leyendo esas novelas.

    ResponderEliminar
  5. Hay poetas que enganchan, en dos palabras: son adictivos.

    ResponderEliminar
  6. A mí también cada vez me engancha más este hombre che. Esos misterios individuales de los que hablas Carlos me recuerdan (como no) a Rayuela, recuerdo que en un capítulo de los prescindibles Oliveira hablaba que dormía al lado de la Maga, cabeza con cabeza, piel contra piel pero al dormirse cada uno viajaba a lugares muy lejanos entre sí. Se puede estar cerca y lejos a la vez no? Me vino eso a la cabeza. Ospina me engancha.

    ResponderEliminar