viernes, 11 de marzo de 2016

Literatura maya/ 2 - Popol Vuh (2) - Creación de los hombres de madera (1) - Anónimo - Guatemala


[...] Luego hicieron a los animales pequeños del monte, los guardianes de todos los bosques, los genios de la montaña, los venados, los pájaros, leones, tigres, serpientes, culebras, víboras, guardianes de los bejucos.

Y dijeron los Progenitores: "¿Sólo silencio e inmovilidad habrá bajo los árboles y los bejucos? Conviene que en lo sucesivo haya quien los guarde."

Así dijeron cuando mediaron y hablaron en seguida. Al punto fueron creados los venados y las aves. En seguida les repartieron sus moradas a los venados y a las aves. "Tú, venado, dormirás en la vega de los ríos y en los barrancos. Aquí estarás entre la maleza, entre las hierbas; en el bosque os multiplicaréis, en cuatro pies andaréis y os sostendréis." Y así como se dijo, así se hizo.

Luego, designaron también su morada a los pájaros pequeños y a las aves mayores. "Vosotros, pájaros, habitaréis sobre los árboles y los bejucos; allí haréis vuestros nidos, allí os multiplicaréis, allí os sacudiréis en las ramas de los árboles y de los bejucos." Así les fue dicho a los venados y a los pájaros para que hicieran lo que debían hacer, y todos tomaron sus habitaciones y sus nidos.

De esta manera los Progenitores les dieron sus habitaciones a los animales de la tierra.

Y estando terminada la creación de todos los cuadrúpedos y las aves, les fue dicho a los cuadrúpedos y pájaros por el Creador y el Formador y los Progenitores: "Hablad, gritad, gorjead, llamad, hablad cada uno según vuestra especie, según la variedad de cada uno." Así les fue dicho a los venados, los pájaros, leones, tigres y serpientes.

"Decid, pues, nuestros nombres, alabadnos a nosotros, vuestra madre, vuestro padre. ¡Invocad, pues, a Huracán, Chipi-Caculhá, Raxa-Caculhá, el Corazón del Cielo, el Corazón de la Tierra, el Creador, el Formador, los Progenitores; hablad, invocadnos, adoradnos!", les dijeron.

Pero no se pudo conseguir que hablaran como los hombres, sólo chillaban, cacareaban y graznaban; no se manifestó la forma de su lenguaje, y cada uno gritaba en manera diferente.

Cuando el Creador y el Formador vieron que no era posible que hablaran, se dijeron entre sí: "No ha sido posible que ellos digan nuestro nombre, el de nosotros, sus creadores y formadores. Eso no está bien", dijeron entre sí los Progenitores.

Entonces se les dijo: "Seréis cambiados, porque no se ha conseguido que habléis. Hemos cambiado de parecer: vuestro alimento, vuestra pastura, vuestras habitaciones y vuestros nidos los tendréis, serán los barrancos y los bosques, porque no se ha podido lograr que nos adoréis, ni nos invoquéis. Todavía hay quienes nos adoren, haremos otros seres que sean obedientes. Vosotros aceptad vuestro destino: vuestras carnes serán trituradas. Así será. Esta será vuestra suerte." Así dijeron cuando hicieron saber su voluntad a los animales pequeños y grandes que hay sobre la faz de la tierra.

Luego quisieron probar suerte nuevamente; quisieron hacer otra tentativa y quisieron probar de nuevo a que los adoraran.

Pero no pudieron entender su lenguaje entre ellos mismos, nada pudieron conseguir y nada pudieron hacer. Por esta razón fueron inmoladas sus carnes y fueron condenados a ser comidos y matados los animales que existen sobre la faz de la tierra.

Por este motivo hubo que hacer una nueva tentativa de crear y formar el hombre por el Creador, el Formador y los Progenitores.

"¡A probar otra vez! Ya se acerca el amanecer y la aurora; hagamos al que nos sustentará y alimentará! ¿Cómo haremos para ser invocados, para ser adorados sobre la tierra? Ya hemos probado con nuestras primeras obras, nuestra primeras criaturas; pero no se pudo lograr que fuésemos alabados y venerados por ellos. Así, pues, probemos a hacer unos seres obedientes, respetuosos, que nos sustenten y alimenten." Así dijeron.

Entonces fue la creación y la formación. De tierra, de lodo hicieron la carne del hombre. Pero vieron que no estaba bien, porque se deshacía, estaba blando, no tenía movimiento, no tenía fuerza, se caía, estaba aguado, no movía la cabeza, la cara se le iba por un lado, tenía un cuello muy grande, no podía ver para atrás. Al principio hablaba, pero no tenía entendimiento. Rápidamente se humedeció dentro del agua y no se pudo sostener.

Y dijeron el Creador y el Formador: "Echemos las suertes, porque no podrá andar ni multiplicarse. Que se haga una consulta acerca de esto", dijeron.

Entonces desbarataron y deshicieron su obra y su creación. Y en seguida dijeron: "¿Cómo haremos para perfeccionar, para hacer bien a nuestros adoradores, a nuestros invocadores?"

Así dijeron cuando de nuevo consultaron entre sí: "Digámosles a Ixpiyacoc, Ixmucané, Hunahpú-Vuch, Hunahpú-Utiú1: ¡Probad suerte otra vez! ¡Probad a hacer la creación!" Así dijeron entre sí el Creador y el Formador cuando hablaron a Ixpiyacoc e Ixmucané.

En seguida les hablaron a aquellos adivinos la abuela del día, la abuela del alba, que así eran llamados por el Creador y el Formador, y cuyos nombres eran Ixpiyacoc e Ixmucané.

Y dijeron Huracán, Tepeu y Gucumatz, cuando le hablaron al agorero, al sacrificador, que son los adivinos: "Hay que reunirse y encontrar los medios para que el hombre que formemos, el hombre que vamos a crear, nos sostenga y alimente, nos invoque y se acuerde de nosotros.

"Entrad, pues, en consulta, abuela, abuelo, nuestra abuela, nuestro abuelo, Ixpiyacoc, Ixmucané, haced que aclare, que amanezca, que seamos invocados, que seamos adorados, que seamos recordados por el hombre creado, por el hombre formado, por el hombre mortal; haced que así se haga.

"Dad a conocer vuestra naturaleza, Hunahpú-Vuch, Hunahpú-Utiú, dos veces madre, dos veces padre, Nim Ac2, Nimá-Tziis3, el Señor de la esmeralda, el joyero, el escultor, el tallador, el Señor de los hermosos platos, el Señor de la verde jícara, el maestro de la resina, el maestro Toltecat4, la buela del sol, la abuela del alba, que así seréis llamados por nuestras obras y nuestras criaturas.

"Echad la suerte con vuestros granos de maíz y de tzité5, y así se hará y resultará si labraremos o tallaremos su boca y sus ojos en madera." Así les fue dicho a los adivinos.
(Continuará...)

1 La pareja creadora.
2 Gran jabalí o cerdo montés.
3 Gran coati o gran tapir.
4 El "maestro platero" por antonomasia, ya que los toltecas fueron grandes plateros.
5 Árbol de pito, en Guatemala, cuyos frutos rojos, en vaina, servían para sortilegios y hechicerías.

10 comentarios:

  1. Impresionantes sobretodo los párrafos en los que se evoca por qué a los animales les fue dado el destino de tener que ser comidos y matados, seres de alguna manera fallidos a los que no se les pudo dar voz y habla para la alabanza como a los hombres...

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  2. Debemos ser masoquistas (a los humanos en general me refiero) porque vaya dioses que nos sacamos de la manga, tenemos que alabarlos a toda costa, pero ellos suelen ser impresentables. Claro, como nosotros mismos.

    De todas formas estas narraciones míticas son impresionantes.

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  3. Te acordás de Jethro Tull, del disco Aqualung? En el principio El Hombre creó a su dios...

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  4. Sí, no me voy a acordar... Una maravilla de disco. Canción "My God".

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  5. Hablando de maravillas de discos: Jazzuela.

    Y se me ocurre, rimando un poco con la entrada de hoy (las casualidades tampoco existían para Cortázar) qué bueno releer ahora "La noche boca arriba", no?

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  6. Qué yuyu. Me quedo con Jethro Tull.

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  7. Sí, señor, Carlos, no se me había ocurrido, pero como dices, las casualidades no existen, o existen por alguna razón que se nos escapa.

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  8. Haces bien en quedarte con los chicos de Ian Anderson, Mariam, pero espera a ver el próximo, y por el momento último post, del Popol Vuh y sus "hombres de madera".

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  9. No por casualidad estuve hoy en la biblioteca nacional donde en la entrada está el bar Macedonio y hay una rayuela dibujada en el cemento del suelo y también bordeando la biblioteca una estatua de Borges.

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  10. En vuestro país sí que honráis a los buenos escritores. Aquí empezamos porque entre ellos se suelen llevar mal.
    Macedonio, Cortázar y Borges: la Santísima Trinidad.

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