botines desatados, al colegio de Sánchez
no sabe que sus pasos felices por Sevilla
-luz, patios, calles, cales- le acercan a Collioure.
París, rue Vaugirard. Ese muchacho
gris y desmadejado que avanza hacia el otoño
verleniano del hondo Jardín de Luxemburgo
no sabe que camina hacia Collioure.
Por la alameda de oro -Soria pura-,
lentos enamorados demorándose,
mirándose en el Duero -Soria pura-. La novia,
con manos inocentes,
sacude la ceniza -tiza acaso-
del hombro del poeta, que no sabe
que tan dulces senderos le llevan a Collioure.
El señor que, enlutado como un cirio,
con su bastón y pasos soñolientos
-domingo provincial- sube a los olivares
de Baeza no sabe que sube hacia Collioure.
El viejo arrebujado en sus recuerdos
que mira cómo pasan,
vertiginosos, los naranjos por la ventana
del coche, y los aspira -Levante azul-, no sabe
que por aquella ruta de flores y palomas
y muchachas se está acercando a Collioure.
Un súbito frenazo, la puerta abierta, el frío
látigo de la lluvia. Sale a la noche y anda
entre voces anónimas, oscuras,
y olor a bajamar. La lluvia. Unas preguntas
francesas, tan extrañas como un sueño, la lluvia,
los papeles, la lluvia, los gendarmes mojados
alzando la cadena fronteriza.
Igual que un sueño todo.
Francia, ya clareando, y aquel cartel: «COLLIOURE»,
nombre jamás oído. No sabe que allí estaba,
desde siempre, esperándole su muerte.
De Codex 3
La profunda mirada de Miguel nos cuenta que, como Don Antonio, no sabemos adónde vamos, que no hacemos más que ir hacia allí donde fuere que estemos yendo, que todos tenemos un lugar y no otro adonde llegar y descansar como él en Collioure...
ResponderEliminarSiempre me negué a admitir que existe para cada uno de nosotros un destino inexorable, pero me temo que es más bien deseo que realidad.
ResponderEliminarMagnífico viaje por la vida de Don Antonio.
De cuya muerte se cumple hoy aniversario.
ResponderEliminarEs como un retrato del "Retrato" de Machado.
ResponderEliminarLa nave resulto ser un tren:
ResponderEliminarY cuando llegue el día del último vïaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.
(¡Hágase el acento que falta!)
ResponderEliminarUno de los mejores retratos que he leído de Antonio Machado.
ResponderEliminarTambién un poco "fatal" ("fatum" ~ fatalidad, destino, cosa irremediable).
Tranquila, Marian, que ya digo Gabo que la ortografía le molestaba. Es que a veces molesta, sobre todo si se entiende perfectamente lo que se escribe.
ResponderEliminarDonde dije digo, digo Diego.
ResponderEliminarEl poema refleja muy bien la "soledad" de Machado, y emociona tanto como el tema que le dedicó Serrat.
ResponderEliminarEl poema hace que muchos alumnos de segundo de bachillerato estén amargados sin poder ir a entrenar
ResponderEliminarEmocionante
¿Para tanto es? Pues me parece bien, mira, por no ir a entrenar algún día tampoco pasa nada. Esto es más emocionante.
ResponderEliminarpuede hacer alguien la organizacion de las ideas?
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