yo era un vanidoso inaguantable.
"Esto va mal", me dijo un día el espejo.
"Tienes que corregirte".
Al cabo de unas semanas era menos vanidoso.
Unos meses después ya no era vanidoso.
Al año siguiente era un hombre modesto.
Muy modesto.
Modestísimo.
Uno de los hombres más modestos que he conocido.
Más modesto que cualquiera de ustedes.
O sea
un vanidoso inaguantable
viejo.
De Curso superior de ignorancia, 1987
"Más modesto que cualquiera de ustedes.
ResponderEliminarO sea
un vanidoso inaguantable"
Qué bueno. Me apunto a ese curso.
Viene a ser como cuando alguien dice aquello de: no hay que juzgar, porque quienes juzgan son esto o lo otro... Sin darse cuenta de que están juzgando también (a los que juzgan). Están haciendo, precisamente, lo que dicen que no se debe hacer.
ResponderEliminarMe encanta ese humor de d'Ors, dirigido sabiamente contra él, y, por lo tanto, contra cualquiera. Me identifico con esta forma de ironía.
ResponderEliminarSe dieron cuenta que no hay qué agregar a lo que dicen...? Ayer nomás leí esta pequeña gran genialidad en la que dando vuelta una mera ocurrencia descubre una verdad. Seguramente tienen este pdf. Por las dudas..
ResponderEliminarhttp://www.cmsantillana.org/docs/migueldors.pdf
Con una pequeña ocurrencia, descubre una verdad. Nada que añadir.
ResponderEliminarGracias por el pdf, no lo tenía.
Naturalmente, habrá más poemas de d'Ors.
Ardo por ellos.
ResponderEliminarY hablando de eso, recomiendo el libro de Savater: Voltaire contra los fanáticos recién editado aquí... que seguramente habrás leído, pero por las dudas.
Pues no, no lo leí. Uff, la cantidad de cosas que hay que leer. Que alguien nos preste tiempo!
ResponderEliminarYo tampoco tenía ese pdf, gracias. Este poeta es adictivo.
ResponderEliminarY tanto.
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