Corría el año 1906. La gente iba y venía, como cualquier día, a lo largo de la calle Perdido, en un barrio pobre de Nueva Orleans. Un niño de cinco años, asomado a la ventana, contemplaba aquel aburrimiento, con los ojos y oídos muy abiertos, como esperando algo que iba a ocurrir.
Y ocurrió. La música estalló desde la esquina y ocupó toda la calle. Un hombre soplaba su corneta, alzada al cielo, y a su alrededor la multitud batía y cantaba y bailaba. Y Louis Armstrong, el niño de la ventana, se meneaba tanto que por poco no se cayó desde allá arriba.
Unos días después, el hombre de la corneta fue a parar al manicomio. Lo encerraron en el sector reservado a los negros.
Ésa fue la única vez que su nombre, Buddy Bolden, apareció en los diarios. Murió un cuarto de siglo después, en ese mismo manicomio, y los diarios ni se enteraron. Pero su música, nunca escrita ni grabada, siguió sonando dentro de quienes la habían gozado en fiestas o funerales.
Según dicen los que saben, ese fantasma fue el fundador del jazz.
De Espejos. Una historia casi universal, 2008
El día de la muerte de Galeano leí este rescate que escribió sobre el mítico Buddy Bolden. Investigando sobre su figura me encontré con este blog creado por aquí: http://vivabuddybolden.blogspot.com.ar/
ResponderEliminarAunque de Buddy Bolden sólo parece tener el encabezamiento, tiene muy buena pinta, habrá que echarle un vistazo con tiempo y tranquilidad.
ResponderEliminarEl texto de Galeano pertenece a un libro titulado "Espejos", que puedes bajar desde el post anterior dedicado al escritor. En realidad puedes bajar a la vez diez de sus libros.
ResponderEliminarQué bien explicado, así da gusto aprender algo.
ResponderEliminarAgradecidísimo.
ResponderEliminarEs lo que tienen los documentales de Ken Burns, Marian.
ResponderEliminarAl contrario, Carlos, gracias a ti por ponerme en la pista de este texto.
ResponderEliminarGran texto el de Galeano.
ResponderEliminarTodo el libro ("Espejos") está lleno de textos breves como éste, algunos geniales.
ResponderEliminarOtros (no puedo evitar decirlo), simplemente panfletarios.
ResponderEliminarCoincido. Una lástima que en determinado momento se dedicara a ciertas trasnochadas sobreactuaciones ideologizadas - porque en latinoamérica se dio fuera de tiempo tal función trasnoche - que opacaron su buena obra hasta ese momento.
ResponderEliminarSobreactuaciones, exacto. Por cierto, les suele pasar a los concienciados procedentes de clases acomodadas, como es el caso, quizá por complejo de culpabilidad.
ResponderEliminarTal cual. Trauma que viene de su cuna.
ResponderEliminarSí. Culpabilidad mal entendida.
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