se han dispuesto a arder los rubíes?
Por qué el corazòn del topacio
tiene panales amarillos?
Por qué se divierte la rosa
cambiando el color de sus sueños?
Por qué se enfría la esmeralda
como una ahogada submarina?
Y por qué palidece el cielo
sobre las estrellas de junio?
Dónde compra pintura fresca
la cola de la lagartija?
Dónde está el fuego subterráneo
que resucita los claveles?
De dónde saca la sal
esa mirada transparente?
Dónde durmieron los carbones
que se levantaron oscuros?
Y dónde, dónde compra el tigre
rayas de luto, rayas de oro?
Cuándo comenzó a conocer
la madreselva su perfume?
Cuándo se dio cuenta el pino
de su resultado oloroso?
Cuándo aprendieron los limones
la misma doctrina del sol?
Cuándo aprendió a volar el humo?
Cuándo conversan las raíces?
Cómo es el agua en las estrellas?
Por qué el escorpiòn envenena,
por qué el elefante es benigno?
En qué medita la tortuga?
Dónde se retira la sombra?
Qué canto repite la lluvia?
Dónde van a morir los pájaros?
Y por qué son verdes las hojas?
Es tan poco lo que sabemos
y tanto lo que presumimos
y tan lentamente aprendemos,
que preguntamos, y morimos.
Mejor guardemos orgullo
para la ciudad de los muertos
en el día de los difuntos
y allí cuando el viento recorra
los huecos de tu calavera
te revelará tanto enigma,
susurrándote la verdad
donde estuvieron tus orejas.
De Extravagario, 1958
Me gusta esto de lo que acabo de darme cuenta, aunque leí mil veces el poema. En los últimos versos le adjudica al viento casi lo que Bob en "Soplando en el viento", la rara capacidad de susurrar respuestas.
ResponderEliminarPor qué será que juntamos a menudo Neruda con Bob Dylan?
ResponderEliminarDe todas las maneras entran las moscas, temprano a tarde (no tenemos salvación:)
ResponderEliminarY además son muy pesadas las moscas.
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