de Sarah Vaughan,
al mar,
a la aspirina,
a Caspar David Friedrich,
a los nocturnos de Chopin
y a los diurnos de Van Gogh,
al cigarrillo,
a la máquina de escribir
y a la lectura del periódico.
Al mar
-no a la montaña-,
a la noche
antes que al día,
al invierno
antes que al verano,
al agua,
no al fuego,
a la química,
no a la geografía,
a la solidaridad
más que al sexo,
a la belleza,
siempre a la belleza.
He sido fiel a los perros,
a los osos,
a los dinosaurios
(nunca a las aves).
Me gustan las dos, mucho, es poco decir. (Con entradas como esta te puede dar un ataque de ternura de los históricos:)
ResponderEliminarBueno, bueno, pues bien está.
ResponderEliminarGran poeta yorugua. Pero ojo que también adora a los gatos...
ResponderEliminarEstoy seguro. Gran amiga de Cortázar, además, que también adoraba a los gatos, sobre todo al que llamaba Theodor W. Adorno.
ResponderEliminarSí, su queridisima Cris, a la le que dedicó una media docena de poemas.
ResponderEliminarSí señor, aunque más de media docena. En el libro "Salvo el crepúsculo", cuyo título fusilé para este blog, hay tres epígrafes quie dicen: "Cinco poemas para Cris", "Otros cinco poemas para Cris" y "Cinco últimos poemas para Cris". Un amor imposible, debido al lesbianismo de Cristina. Pondré más adelante alguno de ellos.
ResponderEliminarUna amor imposible, pero una amistad indestructible, que hay que decirlo.
ResponderEliminarMe has emocionado. Muy cierto. Amor sólo posible en amistad.
ResponderEliminarEs que los gatos somos como somos, y más después de posts de este pelo. Joér, y yo sin conocerla.
ResponderEliminarCómo que no la conoces. Pues deberías, hay un par de post más en este blog.
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