Coplas fechas por Rodrigo de Reynosa
á unas serranas, al tono del bayle del Villano
Mal encaramillo millo
mal encaramillomé.
Allá en val de Cabrejas,
yo guardando á las ovejas,
ví venír dos zagalejas
con que yo me reholgué.
Mal encaramillomé.
Saquéles de la cuajada,
metiles en mi majada,
hízeles la reuellada
y d'ellas me namoré.
Mal encaramillomé.
El baile del aldehuela,
por amór de Toribuela,
les tañí con mi vihuela
y un cantar les canté.
Mal encaramillomé.
La una era Pascuala,
y Toribuela la zagala,
meto que, así Dios me vala,
que d'esta me namoré.
Mal encaramillomé.
Tangíles con gran reposo
un bayle muy amoroso.
Pescudaron -"Sois Reynoso?"
dijeles: -"Sí, á la mía fé-".
Mal encaramillomé.
Dijéronme gran repertorio,
dijeles de mi abolorio:
en hanso de desposorio
á Toribuela hablé.
Mal encaramillomé.
Ahotas que dos cordones
me dieron porque hiz sones,
á una dí dos besucones
que como la miél sabié.
Mal encaramillomé.
Llevelas á las verduras,
hin allá las espesuras,
diles dos rempujaduras
con que mucho me holgué.
Mal encaramillomé.
Diles migas y moriones,
y dos solos requesones,
mostréles dos saltejones
ahuér del bayle del ré.
Mal encaramillomé.
Meto que, cuando lo oyeron,
que todas se sonrrieron;
un empresorio me pidieron,
y luego ge lo endoné.
Mal encaramillomé.
Mal encaramillomé.
Hiz bayla palanciada,
hizieron la reuellada,
bailaron la recalcada
allá dentro á la hé.
Mal encaramillomé.
Diles queso rezentál,
y un tasajo de primál,
á huér de Corte reál,
mia fé, con ellas danzé.
Mal encaramillomé
Fizeles un huerte son,
con trapasso y saltejón,
hiziéronme un omillón,
con ellas me requebré.
Mal encaramillomé.
y un tasajo de primál,
á huér de Corte reál,
mia fé, con ellas danzé.
Mal encaramillomé
Fizeles un huerte son,
con trapasso y saltejón,
hiziéronme un omillón,
con ellas me requebré.
Mal encaramillomé.
Fin.
Abonda que he manzilla,
porque fueron á la villa,
mas allá en la mañanilla
yo me la requeriré.
Mal encaramillomé.
Como compositor de coplas, bien, pero, menuda pieza el Rodrigo.
ResponderEliminarde Reynosa,
ResponderEliminarDebía ser un tipo muy divertido, y muy jeta, tendrías que leer sus Coplas de las Comadres (creo que pondré algunos estractos más adelante), ríete tú de las vencindonas del barrio o de los programas "del riñón".
ResponderEliminarNo, si chispa tenía, las serranas seguro que también, eh. Bueno, igual solo tenía mucha imaginación, o componía lo que la gente quería oír, o reflejaba lo que ocurría, o un poco de todo eso.
ResponderEliminarClaro, claro, este tipo de coplas eran las famosas Coplas de Cordel, llamadas así porque se colgaban impresas con dibujos en las plazas de los pueblos y se recitaban. La gente se las aprendía de memoria.
ResponderEliminarY, efectivamente, solían dar fe de lo que ocurría. En parte gracias a este tipo de coplas conocemos muchas costumbres cuya memoria tal vez se hubiese perdido.
ResponderEliminarCreo recordar que una vez contasteis que en Reinosa se colgaban ramas, de no recuerdo qué árbol ni con qué fin, en las ventanas o en las puertas. Supongo que no tendrá nada que ver con las Coplas de Cordel.
ResponderEliminarNo sé. Pero quisiera captar todo lo que ustedes. Me imagino que son coplas como las escritas en guaraní en mis pagos, Goya, Corrientes, en la mesopotamia argentina.
ResponderEliminarNo, los ramos de San Juan no tienen nada que ver con los pliegos de Cordel. Los ramos de San Juan son tradición celta.
ResponderEliminarTal vez, Carlos, aunque desconozco cómo son por allá.
ResponderEliminarDe Reynosa tenía que ser...
ResponderEliminarCampurriano de pura cepa, fíjate en estas palabras: besucones, rempujaduras, saltejones...
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