0h 15m AM: Él trabaja y ella viaja. No debería reprochárselo; suele beber para dormirse. Sexo poco frecuente, se consuela en los bares. Van a restaurantes lujosos donde se la comen con los ojos; pero luego la pasión se diluye. Diferencia de edad.
Solitario resulta quien trabaja
entretanto su tiempo desparrama
la mujer que le ignora cuando viaja.
Obviarás reprocharle si es que llama
y pretendes que ausente se enternezca
con la misma pasión que a tí te inflama,
lograrás que tu rostro se humedezca
mientras buscas constante los licores
cuyo efecto seguro te adormezca.
Lontananza percibo tus olores
de placeres perdidos y casuales
cuando apenas disfruto tus sabores
en asaltos cansinos y banales
que me arrojan deprisa por los bares
a charlar de los temas más triviales.
Ostentosos hallabas los manjares
que a mi lado probabas y gustabas,
envidiosos los otros paladares
que absorbían el sexo que incitabas
lujuriosa de gesto, de postura
¡tentaciones que luego me frustrabas!
Seducido anticipo la factura
del maduro, romántico y maltrecho
que comete gustoso la locura
de su joven creerse satisfecho.
Juan Ignacio Ramírez (i) Codina
Partitura del tiempo con guitarra - Pablo Sáinz Villegas
La escritura como reto
La escritura como reto
Y como juego.
El fragmento que acaban de leer pertenece a la cuarta novela de Juan Ignacio Ramírez Codina, y es efectivamente una novela, contiene decenas de personajes, acción, melodrama, orgías, crímenes y hasta necrofilia, pero está escrita íntegramente en verso. Concretamente en tercetos encadenados, la estrofa que empleó Dante en su Divina Comedia, aunque naturalmente no tiene nada que ver con ella. Está ilustrada por Rosa Castellot, Félix Reyes, Demetrio Navaridas, José Carlos Balanza, Óscar Cenzano, Carlos Rosales, Jesús Lasanta, Juanjo Ortega y Teresa Rodríguez Miguel, todos ellos riojanos. Incluye un CD con música de Pablo Sáinz Villegas, también riojano, compuesta expresamente para la ocasión. Es su primera composición musical. Los 10.000 versos de la novela se han impreso además en las guardas del libro, "que hasta se pueden leer con una buena lupa". 10.000 endecasílabos melódicos (con acentos en la tercera, sexta y décima sílabas). "Este libro es un juego literario, un reto que me pongo a mí mismo, la literatura en su estado más puro, en donde la forma es mucho más importante que el contenido", dice Ramírez.
Pero éste no es el primer experimento literario de Juan I. Ramírez. Su tercer título, El tiempo según San Marcel, un homenaje a Marcel Proust, está dividido en siete partes (como En busca del tiempo perdido) y contiene 10.080 párrafos (los minutos de una semana) de una línea y dos tercios exactamente. La literatura como matemática. En la novela aparecen 700 personajes reales que murieron antes de los 33 años, la edad de Cristo. "La literatura ha cambiado mucho, y sé que hoy no se publicarían a Proust, ni a Dante, ni a Joyce, pero a mí son los desafíos literarios lo que realmente me interesa y estimula".
Diremos de paso que Juan I. Ramírez es hermano de Pedro J. Ramírez y que en su vida profesional es director de una importante multinacional alemana e impulsor del Museo Würth.
Cuánta gente conocida y querida. Algunos son riojanos de adopción, pero vamos, riojanos.
ResponderEliminar¿Tienes el libro? Si no lo tienes y necesitas alguna información más me lo pides que lo tengo.
Entre ellos, un amigo y un antiguo profesor.
ResponderEliminarCreo que sí lo tienes, por la foto y la reproducción que has hecho con total fidelidad. Me da la impresión.
Pues no, no lo tengo, y ni siquiera conocía a Juan I. Ramírez, me encontré la información por ahí, enredando como siempre, y me pareció una historia de lo más curiosa e interesante, ya nadie juega con la literatura de esta manera.
ResponderEliminarTipo genial Ramírez, un poeta con alma matemática y juguetona.
Toda la información que tengas será bienvenida.
Efectivamente, curioso e interesante el afán de medir la literatura y la poesía. Un tipo con inquietudes de patronaje.
ResponderEliminarConste que no es crítica...
ResponderEliminarA mí me parece fascinante y no me importaría tener el libro.
ResponderEliminarEstos Ramírez...
Admirable. Hay que poder jugar ese juego. A algunos nos nos daría el cuero.
ResponderEliminarA mí, desde luego, ni de lejos.
ResponderEliminarSería mucha la información, si no es algo en concreto, eh. No lo he leído todavía, le eché un ojo por encima nada más. La información que has aportado no está mal para hacerse una idea.
ResponderEliminarPor lo que he visto hoy, es como dice él "un juego literario" donde todo (poesía-novela-teatro-artes visuales-la música) está interrelacionado o comunicado entre sí.
No sé si es literatura en el estado más puro, como dice el autor, pero ese juego literario conlleva un trabajo impresionante, e interesante en la forma. Queda por ver cómo está conectada "la forma" con "el contenido".
ResponderEliminarNo te preocupes, con lo que he ido pillando por ahí (interesante el enlace al artículo de La Rioja) me hago una idea bastante clara.
ResponderEliminarPues no me había fijado en el enlace, ahora lo voy a leer.
ResponderEliminarHabrá que echarle una ojeada (una hojeada) en alguna librería.
ResponderEliminarYa he dicho que la información que aparece en mi texto la he extraído de aquí y de allá, pero tengo que decir que el texto del primer capítulo lo pillé en el diario El Mundo, que fue el que me dió la pista.
Marian me envía, muy amablemente, la música que Pablo Sáinz Villegas compuso para la novela de Ramírez.
ResponderEliminarSe lo agradezco y la incluyo en el post, que así queda completo.
Mil gracias por compartir. :-)
Una vez más Marian cierra el círculo. Afortunadamente.
ResponderEliminarBuenos climas de música de Sáinz Villegas, por cierto.
Aún no he escuchado la música de Villegas. Sí sé que es un gran intérprete de guitarra, en YouTube podemos encontrar unos cuantos vídeos.
ResponderEliminarMarian siempre atenta a la jugada.
Me gustan particularmente el sexto, séptimo y primer track, en ese orden.
ResponderEliminarAllá voy a verlo, y escucharlo.
El octavo no está nada mal.
ResponderEliminarY lo que estoy disfrutando en youtube tampoco. Si este muchacho a esta edad toca así... Enfrentémoslo: la guitarra es española.
ResponderEliminarBueno, Charlie, sería un delito no compartirlo teniéndolo, ¿no? Creo que Pablo Villegas estaría encantado de ser compartido de esta manera y aquí.
ResponderEliminarHa sido un placer (se suele decir ¿no?)
Eres (sois) muy amable, Carlos.
ResponderEliminarA Pablo ya se le veía venir desde niño, por lo que me han contado.
A mí me gustan las ocho:)
Y cómo toca Albéniz, Rodrigo y Gerónimo Giménez (que me desasno también de él) ...
ResponderEliminarY más que amable creo que soy objetivo porque en la nacionalidad de los músicos, en especial los instrumentistas, existe digamos una supremacía, y no es chauvinista lo que digo sino que se fundamenta en una innegable tradición. Toma por ejemplo el bandoneón. y seguro que el mejor bandoneonista es porteño. ¿Se entiende? Así como el mejor gaitero o el que toca la cítara seguro no son de por aquí.
Se entiende perfectamente y se puede estar de acuerdo.
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