En un desierto lugar del Irán hay una no muy alta torre de piedra, sin puerta ni ventana. En la única habitación (cuyo piso es de tierra y que tiene la forma de círculo) hay una mesa de maderas y un banco. En esa celda circular, un hombre que se parece a mí escribe en caracteres que no comprendo un largo poema sobre un hombre que en otra celda circular escribe un poema sobre un hombre que en otra celda circular... El proceso no tiene fin y nadie podrá leer lo que los prisioneros escriben.
Se lo acabo de leer al enano, y no ha protestado.
ResponderEliminarDicho lo cual, doblemente genial.
La prueba del algodón.
ResponderEliminarGeorgie en estado puro.
ResponderEliminarSí, esas simetrías y esos juegos de espejos tan suyos...
ResponderEliminarÉl sí los leyó.
ResponderEliminarSeguro, pero nos lo esconde.
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