Pétalos de luz
Entre las flores muertas
Silba el viento
***
La luna dora
Las dunas inmóviles
Desnudas horas
***
Huye el viento
El ayer se deshoja
Como un árbol
***
La luna baja
A beber su reflejo
En el estanque
***
***
Las espigas lucen
Cabelleras
De púas de rocío
***
Amanece en tus ojos
Tu aliento
Envuelve mi voz
***
Rumor de hojarasca
En el agua
La luna palpita
Este es un haiku de considerable nivel ppético.
ResponderEliminarEstos porteños...
Quise decir poético.
ResponderEliminarSe entendió. Estoy de acuerdo.
ResponderEliminarSobre todo éste:
La luna baja
A beber su reflejo
En el estanque
Sinceramente
ResponderEliminarQué puede uno decir
Agradecido
Estoy de acuerdo también.
ResponderEliminarCreo, Carlos, que alguno por aquí quiere respirar el ambiente porteño en vivo y en directo.
ResponderEliminarNo lo dudes.
ResponderEliminarEstos haikus tenían que estar aquí, de modo que agradecimiento al poeta que los escribió.
Qué bueno sería, "las tardecitas de Buenos Aires tienen ése qué sé yo", dice Ferrer, salir de gira por museos y lugares, vagar de madrugada por San Telmo, comernos unos buenos asados entre vinos y música, o pizza a la parrilla...
ResponderEliminar"Mis Buenos Aires querido"... sin conocerlo.
ResponderEliminarYa lo conoceremos todos juntos. Uno no termina de conocerlo. Y no es una exageración.
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