Del lado de allá
Capítulo 17
[...] el jazz es como un pájaro que migra o emigra o inmigra o transmigra, saltabarreras, burlaaduanas, algo que corre y se difunde y esta noche en Viena está cantando Ella Fitzgerald mientras en París Kenny Clarke inaugura una cave y en Perpignan brincan los dedos de Oscar Peterson, y Satchmo por todas partes con el don de ubicuidad que le ha prestado el Señor, en Birmingham, en Varsovia, en Milán, en Buenos Aires, en Ginebra, en el mundo entero, es inevitable, es la lluvia y el pan y la sal, algo absolutamente indiferente a los ritos nacionales, a las tradiciones inviolables, al idioma y al folklore: una nube sin fronteras, un espía del aire y del agua, una forma arquetípica, algo de antes, de abajo, que reconcilia mexicanos con noruegos y rusos y españoles, los reincorpora al oscuro fuego central olvidado, torpe y mal y precariamente los devuelve a un origen traicionado, les señala que quizá había otros caminos y que el que tomaron no era el único y no era el mejor, o que quizá había otros caminos y que el que tomaron era el mejor, pero que quizá había otros caminos dulces de caminar y que no los tomaron, o los tomaron a medias, y que un hombre es siempre más que un hombre y siempre menos que un hombre, más que un hombre porque encierra eso que el jazz alude y soslaya y hasta anticipa, y menos que un hombre porque de esa libertad ha hecho un juego estético o moral, un tablero de ajedrez donde se reserva ser el alfil o el caballo, una definición de libertad que se enseña en las escuelas, precisamente en las escuelas donde jamás se ha enseñado y jamás se enseñará a los niños el primer compás de un ragtime y la primera frase de un blues, etcétera, etcétera.
I could sit right here and think a thousand miles away,
I could sit right here and think a thousand miles away,
Since I had the blues this bad, I can't remember the day...
Tenía razón el amigo Julio, a ver ¿cuándo coño enseñan jazz en las escuelas?. Teniendo en cuenta lo que el jazz ha molestado, y molesta, a derechas e izquierdas, lo tenemos crudo.
ResponderEliminarHablando de Cortázar:
ResponderEliminarhttp://cultura.elpais.com/cultura/2014/01/29/actualidad/1391030025_675889.html
Para cronopios devotos...
Nunca veremos jazz en las escuelas, y no sé si es mejor así.
ResponderEliminarGracias por el enlace, aunque conocía el artículo, uno efectivamente es devoto de Cortázar y procura no perderse nada.
Obsérvese que no he dicho "gracias por compartir", sino solamente gracias. :-)
ResponderEliminarEl don de ubicuidad. Sencillamente genial.
ResponderEliminarCualquier línea de Cortázar es genial.
ResponderEliminarNo quería nada Julio Cortázar, no quería nada.
ResponderEliminarY eso que la música ha llegado a formar parte de la escuela y también hay maestros que enseñan el primer compás de un ragtime, incluso lo que hay detrás o en las notas. Pero como a mí no me gusta cómo funciona y ha funcionado el sistema educativo español (es el que conozco), mejor me callo.
ResponderEliminarPues vale, respetaremos tu silencio.
ResponderEliminarGracias por c...omprender:)
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