La siguiente canción de amor está compuesta con la técnica de los llamados estramps, versos sin rima pero con palabras peculiares en posición final, algunas de las cuales remitían a un uso anterior en obras de otros poetas, creando así una conexión intertextual con eventuales implicaciones simbólicas. La peculiaridad de las palabras escogidas estribaba en la dificultad o imposibilidad de ser rimadas, en su singularidad fonética o en su excepcionalidad léxica, y de ahí el uso ocasional de nombres propios (como Pentesilea, la mitológica reina de las amazonas que cierra el poema, o el viejo Aristóteles, que según una narración legendaria muy difundida en la Edad Media se enamoró de la joven amante de Alejandro Magno). Los estramps de Jordi de Sant Jordi remiten a Andreu Febrer y a Dante: de este último hay sugestivos y sugerentes ecos que proceden no sólo de composiciones líricas, sino también de lugares estratégicos de la Divina comedia.
Jus lo front port vostra bella semblança,
de què mon cors nit r jorn fa gran festa,
que, remiran la molt bella figura,
de vostre ffaç m'és romassa l'empremta,
que ja per mort no se'n partrà la forma;
ans, quant seray del tot fores d'est segle,
çels qui lo cors portaran al sepulcre
sobre me faç veuran lo vostre signe.
Sí com l'infants quant mira lo retaula
e, contemplant la pintur·ab himatges
ab son net cor, no lo'n poden gens partre,
tant ha plasser de l'aur qui ll'environa;
atressí·m pren devan l'amorós sercle
de vostre cors, que de tants béns s'anrama,
que, mentre·l vey, mas que Déu lo contemple,
tant hay de joy per amor qui·m penetre.
Axí·m té pres e liatz en son carçre
amors ardents, com si stés en hun coffre,
tancat jus claus, e tot mon cors fos dintre,
on no pusqués mover per null encontre;
car tant és grans l'amor que us ay e ferme,
que lo meu cor no·s part punt per angoxa,
bella, de vós, ans es[t]à-y ferm com torres
e sol amar a vós, blanxa colomba.
Bella sens par ab la pressensa noble,
vostre bel cors bell fech Déu sobre totas;
gays e donós lluu pus que fina pedre,
amorós, bels, plus penetrans que stel·la;
d'on, quant vos vey ab les autres en flota,
les jusmetetz, sí com fay lo carvoncles,
que de vi[r]tuts les finas pedres passa:
vós etz sus ley com l'estors sus l'esmirle.
L'amor que us hay en totes les part[s] m'ascle,
quan non amech pus coralment nula hòmens;
tan fort·amor com sesta que·l cor m'obre
no fonch jamays en nul cors d'om ne arme:
mas suy torbats que no fonch Aristòtills
d'amor qui m'art e mos sinch senys desferme;
co·l monjos bos que no·s pa[r]t de la setla,
no·s part mon cors da vós tant com dits d'ungle.
Ho cors donós, net de frau e delicte,
prenets de me pietats, bela dona,
e no suffrats quez aman-vos peresca,
pus qu·eu vos am may que nulls homs afferme;
per què us suppley a vós, qu·etz le bells arbres
de tots bos fruyts, hon valor grans pren s·ombre,
que·m retenyats en vostra valent cambre,
pus vostre suy e seray tant com visque.
Tornada
Mos richs balays, cert vós portats le timbre
sus quantes són e·l mundenal registre,
car tots jorns nays en vós, cors, e revida
bandats, virtuts mas qu·en Pantasilea.
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Llevo en la frente vuestra bella estampa
y está mi corazón siempre contento;
de mirar la bellísima figura,
tengo de vuestro rostro ya la huella
y ni la muerte borrará su forma.
Cuando me encuentre fuera de este mundo,
los que lleven mi cuerpo hasta el sepulcro
verán sobre mi rostro vuestra efigie.
Como el niño delante de un retablo
que, al mirar la pintura y sus imágenes
con limpio corazón, no hay quien lo aparte
-tanto le place el oro que lo envuelve-,
así estoy ante el amoroso cerco
de vuestro cuerpo, que rebosa bienes:
mientras lo miro, más que a Dios lo adoro,
tal es el gozo que el amor me infunde.
Así el ardiente amor me tiene preso
en su cárcel, igual que si estuviese
encerrado en un cofre bajo llave
y sin poder salir por parte alguna;
tan grande y firme es el amor que os tengo,
que el corazón, por miedo, no se aparta
de vos ni un punto, como firme torre
que os ama sólo a vos, blanca paloma.
Bella sin par, de muy noble presencia,
Dios hizo vuestro cuerpo el más hermoso,
bello, brillante más que fina piedra,
amoroso, más límpido que estrella;
por eso, cuando estáis con otras damas,
vos las aventajáis como el carbunclo
vence en virtudes a las otras piedras;
las superáis como el azor al mirlo.
El amor que os profeso me hace trizas,
pues nadie amó con corazón tan firme;
ningún cuerpo ni alma han cobijado
tan fuerte amor como el que me abre el pecho.
Me siento más confuso que Aristóteles
por el amor que turba mis sentidos;
como el monje que está siempre en su celda,
mi corazón y vos sois uña y carne.
¡Oh persona gentil, libre de engaño,
tened piedad de mí, oh, bella dama,
y no dejéis que muera por amaros,
que os amo más de lo que nadie afirma!
Os suplico, pues sois el árbol bello
de dulces frutos que al valor da sombra,
que me dejéis restar en vuestra estancia,
pues soy y seré vuestro mientras viva.
Tornada
Mi precioso rubí, de cuantas pueblan
el registro del mundo sois cimera,
pues a diario os florecen más bondades
y más virtudes que a Pentesilea.
Comentario y traducción de José María Micó
¡Que tío!
ResponderEliminarUn crack. Se le dió en llamar "el último trovador", cuando ya los trovadores estaban de capa caída, pero era mucho más que eso.
ResponderEliminarEs cierto...está de un melifluo...
ResponderEliminarTu quoque, Marian?
ResponderEliminar¿En serio?
ResponderEliminarAhora lo he pillado, tú ibas por la frase a Bruto, y yo he entendido que me querías decir: "¿le dijo la sartén al cazo?".
ResponderEliminarEn qué estaría yo pensando.
Pero estar, estás, eh.
ResponderEliminarHabrás visto ¿no?
ResponderEliminarDepende, ¿qué tengo que ver?.
ResponderEliminarEl poema es precioso, bromas aparte.
ResponderEliminarUn crack. Buena denominación futbolera. Un distinto, sin dudas, hasta donde entiendo.
ResponderEliminarTipo curioso Jordi de Sant Jordi, una pena que muriese tan joven. Hay un poema del Marqués de Santillana, amigo suyo, dedicado a Jordi que seguramente incluiré en el blog.
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