En el Campo Santo de los Mártires de Córdoba hay un monumento formado por cuatro columnas sin basa, un tejadillo y un pedestal con dos manos a punto de entrelazarse. Ambas manos parecen masculinas, por lo que al monumento se le conoce popularmente como "Monumento a los homosexuales". Nada más lejos de la realidad: inaugurado en 1971, su auténtico nombre es Monumento a los amantes y rememora los amores del poeta cordobés Ibn Zaydun y la poetisa y princesa andalusí Wallada (siglo XI). En sus mármoles pueden leerse, en castellano y árabe, los siguientes versos:
¡Ay, qué cerca estuvimos y hoy qué lejos!
Nos separó la suerte, y no hay rocío
que humedezca, resecas de deseo,
mis ardientes entrañas; pero en cambio,
de llanto mis pupilas se saturan.
Nos separó la suerte, y no hay rocío
que humedezca, resecas de deseo,
mis ardientes entrañas; pero en cambio,
de llanto mis pupilas se saturan.
Tengo celos de mis ojos, de mí toda,
de ti mismo, de tu tiempo y tu lugar,
Aún grabado tú en mis pupilas,
Mis celos nunca cesarán.
de ti mismo, de tu tiempo y tu lugar,
Aún grabado tú en mis pupilas,
Mis celos nunca cesarán.
Hermosa historia, me huelo cierto asesoramiento fraternal y cordobés de adopción....
ResponderEliminarNo, lo encontré investigando la vida de esta pareja. Los "fratres" pasan ya de los blogs.
ResponderEliminarDe todas maneras les tengo que preguntar a Alfonso y Valle si conocen a quién está dedicado el monumento, y mira que he podido preguntárselo, que han estado por aquí este fin de semana.
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