Ojos claros, serenos,
si de un dulce mirar sois alabados,
¿por qué, si me miráis, miráis airados?
Si cuanto más piadosos,
más bellos parecéis a aquel que os mira,
no me miréis con ira
porque no parezcáis menos hermosos.
¡Ay, tormentos rabiosos!
Ojos claros, serenos,
ya que así me miráis, miradme al menos.
Ningún poeta elaboró mejor que Cetina el tema de la mirada y la belleza de los ojos; a él le dedicó varios sonetos, algún poemilla octosilábico (Bien sé yo que sois graciosos/ mas, ojos, para entenderos,/ decidme: ¿cómo sois fieros?;/ si fieros, ¿cómo hermosos?) y el madrigal que aquí se muestra.
Eso, se lo dirás a Rajoy....
ResponderEliminarUn poco de seriedad, hombre, un poco de por favor...
ResponderEliminarMe encanta cuando sacas a la luz esos poemas o textos que tenía abandonados en la memoria.Muchas veces me haces sonreir con ello porque me haces recordar cómo, por reveldía estudiantil, los desprecié en su momento por cursis y ahora los leo disfrutando la belleza que contienen.
ResponderEliminarAhora mismo me siento en la obligación de desmpolvar a Cetina.
Gracias y Besucos.
Está muy bien desempolvar a las clásicos de vez en cuando, Anjanuca, y no creo que sean cursis, son producto de su época. Lo cursi es otra cosa.
ResponderEliminarNo, no si yo tampoco creo que sean cursis. Lo creía en mis años de estudiantes pero más que nada por esa reveldía estúpida de juventud que te hacía pensar que así eras más moderna. Vamos, la ignoracia de la poca edad.
ResponderEliminarBesucos