Mientras desciende el sol, lento como la muerte,
observas a menudo esa calle donde está la escalera
que conduce a la puerta de tu guarida. Dentro
se encuentra un hombre pálido, cumplida ya, remota
la mitad de su edad; fuma y se asoma
hacia la calle desviada; sonríe solitario
a este lado de la ventana, la famosa frontera.
Tú eres ese hombre; una hora larga llevas
viendo tus propios movimientos,
pensando desde fuera, con piedad,
las ideas que en el papel pacientemente depositas;
escribiendo, como fin de una estrofa,
que es muy penoso ser, así, dos veces,
el pensarse pensando,
la vorágine sinuosa de mirar la mirada,
como un juego de niños que tortura, paraliza, envejece.
La tarde, casi enferma de tan lejana,
se sumerge en la noche
como un cuerpo harto ya de fatiga, en el mar, dulcemente.
Cruzan aves aisladas el espacio de color indeciso
y, allá al final, algunos caminantes pausados
se dejan agostar por la distancia; entonces
el paisaje parece un tapiz misterioso y sombrío.
Y comprendes, despacio, sin angustia,
que esta tarde no tienes realidad, pues a veces
la vida se coagula y se interrumpe, y nada entonces
puedes hacer contra ello, más que sufrir un sufrimiento
desorientado y perezoso, una manera de dolor marchito,
y recordar, prolijamente,
algunos muertos que fueron desdichados.
La poesía de Félix Grande (Mérida, Badajoz, 1937) no carece de preocupaciones éticas, pero en ella importa más la búsqueda de novedades expresivas, que a menudo permiten, por ejemplo, la convivencia de una metáfora surrealista con una frase hecha. En su obra (extensa, premiada y recogida en el volumen Biografía, de 1986, aunque reeditado tres años después) destacan Las piedras (1964), Música amenazada (1966), Blanco Spirituals (1967) y el lírico erotismo de Las Rubáiyátas de Horacio Martín (Premio Nacional de Literatura en 1978). FRANCISCO RICO
No tenia el gusto, otro para la colección.
ResponderEliminarMíralo, luego me dices a mí, que Félix Grandes ya es conocido en el Crepúsculo, si es que.
ResponderEliminarDe Félix me gusta, lo que cuenta y como lo cuenta.
ResponderEliminarEl cuadro...melollevo.
"[...] pero un poeta, a pesar de sus excesos, conmovedoramente verdadero".
ResponderEliminarJosé Luis GARCÍA MARTÍN
Ya decía yo que me sonaba, conste que lo había buscado por si acaso en el blog, pero al no darme cuenta de la tilde, no lo encontré.
ResponderEliminar¡Qué susto! pensé que me ocurría lo mismo que a otras.....
He de decir que Félix Grande es uno de mis poetas favoritos.
ResponderEliminarY yo, ¿para qué le añado una "S" al apellido?, si no lo necesita.
ResponderEliminarEstamos buenos.