Allá lejos, al Sur, tengo mi morada florida
que mira hacia los montes del mediodía.
En todo el año nadie llama a mi puerta cerrada;
todo el día, sin preocupaciones, gozo un largo descanso;
paso tranquilo el tiempo bebiendo y pescando.
Si quieres venir, saldré a recibirte.
Sentado solo, entre los bambúes,
toco el laúd, y silbo, silbo, silbo.
Nadie me oye en el inmenso bosque,
pero la blanca luna me ilumina.
¡Oh, dime! Tú, que vienes de la tierra natal,
sabes sin duda muchas cosas.
¡Oh, dime! El día que saliste, bajo la ventana vestida de seda,
¿florecían ya los ciruelos de invierno?
El cultivo de las letras no necesita del trato mundanal.
Ardua es la ciencia de la filosofía, y, para lograrla, camino solo.
Amo los puros arroyuelos que serpentean entre las rocas.
Y amo también mi rústica cabaña, tan sosegada en medio de los pinos.
Versión de Marcela de Juan (Ma Ce Huang)
Estos chinos....siempre tan sabios.
ResponderEliminarTan sabios que... nos comerán por los pies.
ResponderEliminarNo está poco bien, quién pudiera.
ResponderEliminarYa te digo...
ResponderEliminarMás lo leo, más envidia me da el Wei, sobre todo por el largo descanso.
ResponderEliminar