La realidad exige
que lo digamos bien claro:
la vida sigue su curso.
Sucede así en Cannas y en Borodinó,
en los llanos de Kosovo y en Guernica.
Hay una gasolinera
en una pequeña plaza de Jericó,
hay bancos recién pintados
cerca de Bila Hora.
Las cartas van y vienen
entre Pearl Harbor y Hastings,
pasa un camión de muebles
bajo la mirada del león de Queronea
y solo un frente atmosférico amenaza
los florecientes jardines cercanos a Verdún.
Hay tanto de Todo
que lo que hay de Nada queda muy bien cubierto.
De los yates de Accio
llega la música
y en la cubierta, al sol, bailan las parejas.
Pasan siempre tantas cosas
que seguro tienen que pasar en todas partes.
Donde hay piedra sobre piedra
hay un carro de helados
cercado por los niños.
Donde estaba Hiroshima
de nuevo está Hiroshima
y se siguen produciendo
objetos de uso cotidiano.
No le faltan encantos a este hermoso mundo
ni tampoco amaneceres
para los que merece la pena despertar.
En los campos de Macejowice
la hierba es verde,
y en la hierba, como pasa en la hierba,
la escarcha, transparente.
Quizá no haya un lugar que no haya sido un campo de batalla,
los aún recordados,
los hoy ya olvidados,
bosques de cedros y bosques de abedules,
nieves y arenas, pantanos irisados
y barrancos de negro fracaso
donde en caso de urgencia
satisfacemos ahora nuestras necesidades.
Qué moraleja sale de todo esto: parece que ninguna.
Lo que de verdad sale es la sangre que seca rápida
y siempre algunos ríos, algunas nubes.
En esos desfiladeros trágicos
el viento se lleva los sombreros,
y es inevitable:
la imagen nos da risa.
Versión de Abel Murcia
Tiene razón, nada cambia en lo vil y abyecto de la humanidad y sus gobernantes.
ResponderEliminarBueno, yo no metería a toda la humanidad en el mismo saco, aunque a sus gobernantes casi que sí.
ResponderEliminarUno es que es misántropo, o sea que no va a misa sólo.
ResponderEliminarPues yo no debo de ser misántropo, porque no voy a misa ni solo ni acompañado.
ResponderEliminarY de paso, vaya conversación surrealista... Lo que no consiga la Szymborska...
Y el otro que es...¿cómo era?, ¡ah¡
ResponderEliminar"empecinado". Está claro que le ha llegado rl ritmo de la Szymborska, y los demás encantados.
Más surrealista que hablar con un gato y con Nadie, que me siento como Alicia.
ResponderEliminarJa, ja, ja, ja... Y eso que se hablaba de las exigencias de la realidad.
ResponderEliminar¡Qué bueno que la vida recomience siempre, para todas y todos!
Traes mucha alegría a este barrio de la blogosfera, Marian. Es de agradecer.
Pues últimamente estoy de un tormentoso Anderea, musicalmente hablando, y me queda una para completar la serie.
ResponderEliminarTambién me llevo mucha alegría de este barrio, que además tiene taberna con buena música y buena lectura, pintura, historia, buen ambiente; siempre hay alguien, o nadie.
Fíjate que hasta he descubierto que las campurrianas son mucho más que unas galletas.
Sí, ya lo creo. Las campurrianas de este barrio, autóctonas o adoptadas, son mucho más. Son fantásticas.
ResponderEliminarYo no me incluyo, no soy campurriana, para nada. Soy casi bilbaina. Pero me gusta mucho la poesía.