Yo he hecho lo que he podido;
Fortuna, lo que ha querido.
Los casos dificultosos,
tan justamente envidiados,
empréndenlos los honrados,
y acábanlos los dichosos;
y aunque no están envidiosos
en lo que me ha sucedido,
yo he hecho lo que he podido;
Fortuna, lo que ha querido.
Yo no condeno quejosos,
no quiero ensalzar sufridos,
de bienes no merecidos
no sé cómo hay envidiosos;
si no soy de los dichosos
por haberlo merecido,
yo he hecho lo que he podido;
Fortuna, lo que ha querido.
Lísida, siempre acontece,
y es firme ley sin mudanza,
que el bien es del que le alcanza,
y no del que le merece;
y en vano me desvanece
ver, que en quanto se ha ofrecido,
yo he hecho lo que he podido;
Fortuna, lo que ha querido.
Más honra al que es desdichado
que no se sepa razón,
que puede dar presunción
gran lugar mal empleado;
no me culpa mi cuidado,
porque en quanto yo he vivido,
yo he hecho lo que he podido;
Fortuna, lo que ha querido.
Méritos son desperdicios
que ofenden todas orejas:
para realzar las quejas
son buenos ya los servicios;
y aunque el sembrar beneficios
produzca agravios y olvido,
yo he hecho lo que he podido;
Fortuna, lo que ha querido.
De mi desdicha me fío,
de fortuna nada espero,
si no es algún mal postrero,
que será el primer bien mío:
no corra más tras desvío,
y por no quedar corrido,
yo he hecho lo que he podido;
Fortuna, lo que ha querido.
"Yo he hecho lo que he podido;
ResponderEliminarFortuna, lo que ha querido".
Suscribo. ¿No es siempre así?
Yo diría que sí.
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