Ya que con tanto rigor
te trató la suerte varia,
yo seré tu defensor
¡oh ilustre gobernador
de la Ínsula Barataria!
Pues de tal modo has regido
tu gobierno accidentado,
que con creces has probado
ser bueno para un barrido
igual que para un fregado!
Si fue tu afán sempiterno
y tus ansias más ardientes
a un gobierno hincar los dientes,
hoy... para cada gobierno
se encuentran mil pretendientes.
¿Que eras todo lo que cabe
de ignorante? Ya lo sé.
¡Pero hay cada Poncio grave
por el mundo, que no sabe
más allá del Abecé!
¿Que eras un poco glotón?
Hoy los hay mucho mayores.
¡Como que esa es condición
esencial, sine qua non,
de muchos gobernadores!
Y hoy, que la moda que impera
es comer a dos carrillos,
¡ya podía Tirteafuera
llenar la tripa a cualquiera
con un ciento de Barquillos!
Hoy si va el de Miguelturra
a un gobierno, y él no es manco,
es muy posible que ocurra
que en vez de darle una zurra...
le regalen un estanco.
Fuiste sincero, aunque rudo,
y a tal extremo, que dudo
que diga hoy el más zopenco,
que tiene más de mostrenco
que de avispado y agudo.
Tú en cambio, con gran valor,
confesaste sin rubor
tus antiguas profesiones...
¿Que fuiste gobernador
y antes destripa-terrones?
Pues sin mucho rebuscar
ni entregarse a Belcebú,
mil podrías hoy hallar
que debieran acabar
por donde empezaste tú.
Nunca llevaste cohecho,
nunca tocaste derecho,
dominaste la codicia
y abriste, en cambio en tu pecho
paso franco a la justicia.
Pues tus sabias Ordenanzas
¿hay quien diga que no son
dechado de previsión
y motivo de alabanzas
y causa de admiración?...
Y luego... ¡con qué grandeza
a la ínsula renunciaste!
¡Y con que noble entereza,
con que brío y gentileza
a los tuyos arengaste!
En el lenguaje más rudo
y en el estilo más llano
que hallar tu caletre pudo:
“Desnudo nací, desnudo
me voy; ni pierdo ni gano”.
“Ni el gobierno es para mí
ni yo para gobernar.
Así, pues, voyme a escardar,
ya que para ello nací,
mis tierras de pan llevar.”
“Bien se está San Pedro en Roma;
antes quiero ir al infierno
que a otro gobierno ni en broma;
y si hay quien quiera un gobierno,
que con su pan se lo coma.”
¡Hermosa peroración
en que late el corazón
de un hombre sencillo y franco!
¡Hoy es casi un mirlo blanco
quien manda su dimisión!
¿Habría hoy quien compitiera
contigo en brío y denuedo
y tan pronto dimitiera?...
¡¡A ver!!... Si hay uno siquiera...
ese... ¡que levante el dedo!...
No tenía ni idea de quién era este Manuel Amor hasta hoy, pero me ha gustado mucho lo que has puesto.
ResponderEliminarAdemás es tan actual...